CORTAR SUS ALAS O DEJAR QUE VUELEN
LA sobreinformación a la que estamos sometidos nos ha hecho normalizar ciertas presencias. En el fútbol, este apabullamiento de noticias viene dado en forma de Real Madrid y Barcelona. Los dos titanes lo acaparan todo a nivel mediático mientras el resto lo consumimos resignados, ávidos por llevarnos a la boca cualquier contenido referente al balón.
Así, hemos naturalizado que estos dos clubes estén siempre entre nosotros, asumiendo, sin querer, que son más importantes que el resto. En cuanto a títulos es una obviedad. Son los dos titanes de nuestro fútbol. Lo que pasa es que también se desmarcan en el tratamiento que les otorgan las propias instituciones que rigen el fútbol español. Y eso sí es más preocupante. Ya hemos asumido con normalidad que Tebas afirme que “a La Liga le interesa que Real Madrid y Barça estén arriba”. Tampoco nos extraña que los clásicos siempre sean en las mismas fechas, mimándolos más que a los otros 378 partidos que hay cada temporada. Ni siquiera nos quejamos porque estos dos clubes reciban muchos más ingresos televisivos que los demás. Ha sido Rubiales el último en subirse al carro, explicando que “en el futuro habrá que reducir el número de jornadas ligueras y aumentar el de Clásicos”. En otras palabras: quiten equipuchos y denme más Madrid y Barça.
Por si todos estos privilegios no fuesen suficientes, los dos clubes viven en una espiral de chantaje para conseguir más. Marcharse a esa hipotética Superliga Europea es otra amenaza que parecen dispuestos a cumplir. Porque, claro, se saben intocables. Sienten que nos engrandecen con su presencia. Que nos hacen un favor viniendo a nuestros humildes estadios. Suele ocurrir cuando se crea a un monstruo caprichoso e insaciable.
Ante esto, cabría preguntarse si hay Liga más allá de Real Madrid y Barcelona. Su ausencia sería crítica, pero su presencia empieza a ser una amenaza para el fútbol tal y como lo conocemos. Cortarles las alas o dejarles volar. No parece que, a la larga, vaya a haber otra opción.