salen a entrenar a la calle para sortear la crisis
Los parques con poco o ningún tránsito de la ciudad se convierten en improvisados centros de entrenamiento Menos aparatos, más motivación al entrenar de forma saludable y responsable
Los parques de Almería se han convertido en una enorme sala de musculación. Los bancos, además de para sentarse, sirven para ejercitar los cuádriceps, los chambaos dan sombra y son el sostén perfecto para colgar un TRX en el que hacer ejercicios isométricos, el césped es la mejor lona para hacer unos abdominales... En definitiva, los deportistas se han reinventado para salir con agujetas y sudando la gota gorda, donde antes se reunían para comer pipas.
El de momento desaprovechado parque del Ikea, que goza de unas vistas preciosas a las Cuevas de Conán; los maravillosos jardines de la Vega de Acá; la cálida arena de la playa... Muchos son los sitios donde el tránsito de la gente en esta época del año es apenas inexistente y se están aprovechando en forma de gimnasio. En coches o furgonetas, los monitores de los centros deportivos llegan el material imprescindible, entre el que no puede faltar un buen aparato de música para motivar al grupo, y trasladan lo que era su día a día durante tantos años bajo techo al nuevo día a día en el que se respira aire puro y donde no hace falta luz artificial. Eso sí, dada la veloci
Las mascarillas, los geles, las distancias y la limpieza de aparatos no faltan en los grupos
dad del viento cuando le da por soplar en modo almeriense, mejor dejar en el almacén los fitball (pelotas grandes muy usadas en pilates o yoga). Los días en los que el levante o el poniente ponen de mala follá a cualquiera, mejor tirar de mancuernas, pesas rusas o discos, para no salir corriendo detrás.
El viento molesta. Como el sol cuando el entrenamiento matutino se prolonga más de las diez. El clima de Almería es benigno para el turismo, pero ciertamente sacrificado para el deportista que no le queda otro que someterse a sus rayos. Sin embargo, el aire libre motiva y es el mejor antídoto para que el coronavirus no se dé un festín en el ambiente cargado que se respiran entre las cuatro paredes de la mayoría de gimnasios. Las sentadillas o los lunch (zancadas) parece que se llevan mejor en la Rambla, mientras los curiosos pasean y miran con el rabillo del ojo el entrenamiento.
Es una forma también de publicitar el negocio. Muchos ciudadanos a los que les daba cierto apuro el acudir a los gimnasios por las leyendas negras de las máquinas y las repeticiones de ejercicios con pesas, ven cómo el entrenamiento funcional se adecua a todas las edades y complexiones físicas. No hay mejor anuncio que los propios deportistas exhibiendo tipo en plena calle.
Después de catorce días entrenando bajo un cielo celeste, escasamente poblado de nubes y, por supuesto, sin lluvia que moleste, cualquiera se tumba ahora en una colchoneta y ve sobre su cabeza una triste bombilla. Con la reapertura de los negocios, los centros de entrenamiento pueden volver a abrir sus puertas, siempre cumpliendo horarios y el protocolo de seguridad. Sin embargo, los monitores saben que sus gimnasios de campaña de la Rambla, la Vega o muchos parques de cualquier barrio, han llegado para quedarse. Hasta que la vacuna haga burpees (flexión y salto) con el coronavirus o ya hasta la próxima pandemia.Almería es la ciudad del deporte y los deportistas almerienses, de manera responsable, así lo corroboran.
Estiramientos, recogida de material, limpieza y el parque que queda como una patena. ¿Las duchas? Los más valientes optar por un chapuzón en el mar. Buenísimo para la recuperación y para abrir el apetito. Espera la tostada.
Pese a la reapertura de los negocios, muchos deportistas prefieren el parque al gimnasio