San Valentín y Santa Cándida (y II)
Destino final. Las reliquias de santa Cándida y san Valentín no están enterradas en el claustro de la catedral ni en ningún otro lugar. Las arrojaron a la noria del convento de Las Puras
TRAS una década de demora, la decisión de la concejala María Vázquez de reubicar el bajorrelieve policromado de san Valentín -en piedra de Alhama, salido del taller de Jesús de Perceval en calle Luis Salute- en la recoleta placita Campoamor fue todo un acierto. En pleno casco histórico, tiene de vecinos señeros: a las franciscanas de Las Puras, al también antiquísimo Pósito de Granos y a la Casa de los Jover, reconvertida en el Archivo Municipal “Adela Alcocer”. Desde su inauguración en 2010 es lugar de paso a los vecinos de la Almedina y Plaza Pavía/San Roque/Chanca; además parada obligada en las visitas guiadas, aunque ignoro el tenor y rigor de lo narrado a los asistentes. La cerámica está protegida por una verja donde los enamorados sellan su compromiso con candados, atendiendo a la moda impuesta por el escritor italiano Federico Moccia en su betseller “Tengo ganas de ti”
ÁLVARO CRUZ “POTOTO”
El año 1965 supuso una inflexión en el historial almeriense de san Valentín. Como destino vacacional, el turismo podía suponer el despegue de la ciudad postergada y las autoridades locales, encabezadas por el alcalde Cuesta Moyano, activaron los escasos recursos culturales y de ocio disponibles, rescatando la figura incierta de un santo en penumbra, desconocido para la gran mayoría, mientras que en Inglaterra, Escocia y parte de Europa era tenido por patrón de los enamorados. Ahora pretendían convertir a Almería en una especie de “ciudad del amor”.
Durante los días 14 y 15 de febrero se desarrolló un variadísimo programa de actos, destacando el sorteo especial de Lotería Nacional, en el teatro Cervantes (retransmitido por TVE y la bendición de la estela cincelada por Perceval y erigido en el Parque Nuevo. Para su adquisición el Ayuntamiento colaboró con cinco mil pesetas, no obstante el grueso de la factura se abonó con la colecta popular promovida por Álvaro Cruz “Pototo” desde su programa vespertino en EAJ-60 Radio Almería: “Almería por San Valentín”. Poco duró en aquel emplazamiento al aire libre. La remodelación efectuada con motivo de la Semana Naval (julio, 1971), la volatizó por arte de birlibirloque. Bueno, no tanto: estuvo cuatro décadas “desaparecido” en casa de un conocido industrial alhameño (quién se la regaló?, por qué?, a cambio de qué?) hasta que en 1999 lo rescató el fallecido galerista Trino Tortosa, en un lance ciertamente rocambolesco, y lo entregó, gratis et amore, en el Ayuntamiento presidido por Juan Megino.
AUTÉNTICA
Resulta escandaloso el impune tráfico durante el s.XVIII de restos humanos extraídos de catacumbas romanas, atribuidos a cristianos (valentinus) que sufrieron persecución a causa de su fe. Para conferirle el marchamo de santos y/o mártires solo era necesario la llamada “Auténtica”, certificado expedido por las oficinas vaticanas. No calificaré de simonía, pero sí que insulta a la inteligencia dicha práctica. A Almería llegaron dos reliquias de la misma época, hombre y mujer: santa Cándida y san Valentín. Debemos añadir que aquellos huesos –rescatados quince siglos después- se acompañaron de sendos ¡vasos con sangre!; sin verificación de Rh ni grupo sanguíneo que sepamos. Veámoslo fechado a 9 de abril de 1779:
Nicolás Ángel Mª Sandicio, de la Orden de los Eremitas de San Agustín, prefecto del Sagrario Apostólico y asistente al Solio Pontificio, hace constar que reconocidas y aprobadas “las sagradas reliquias sacadas del cementerio de San Ciriaco, por mandato del Papa Ntro. Señor”, fueron donadas a Fr. Francisco Antonio Gutiérrez, ex asistente General de la Orden de San Agustín. Se trataba del Sagrado Cuerpo, con un vaso de sangre de San Valentín Mártir, colocado en una caja de madera cubierta con vitela pintada y atada con una cinta roja, bien cerrada y sellada con nuestro pequeño sello.
Estando este fraile en Cádiz, se la cedió a Vicente González, canónigo arcediano de La Encarnación, quien, tras tenerla dos años en su domicilio de calle Mariana, la donó al cabildo catedralicio para que fuera expuesta al culto en la capilla de San Indalecio. Por el testamento otorgado en la villa de Tabernas ante el notario José de Madolell (junio, 1782; Protocolos, AHPAL) sabemos que a la seo urcitana donó igualmente alhajas, vestiduras talares y las rentas procedentes de dicha vivienda, con la condición “de que en el día de la festividad de dicho Santo de cada año (15 de mayo) se hagan los oficios que tengan por conveniente dicho Ilmo. Cabildo”. Y así se vino haciendo hasta 1936.
La “auténtica” de santa Cándida (un hueso del antebrazo introducido en una mascarilla de escayola) es de 1778, firmada por el mismo responsable agustino y entregada al citado Antonio Gutiérrez. La urna en forma de sepulcro fue depositada ante el retablo del altar mayor, debajo del Tabernáculo, y expuesta a la feligresía desde las primeras vísperas hasta la puesta del sol del día 15 de mayo, festividad de San Indalecio. Sigo a Carpente Rabanillo:
De dicho R.P. Maestro la obtuvo el R.P. Fr. Francisco de Sala, de la misma Orden, residente en Roma, sobrino de los señores D. Felipe Gómez Corbalán y doña María del
Carmen de Tortosa, protectores de este Real Convento de la Purísima Concepción… Quienes lo tenían solicitado hacía mucho tiempo para donarlo a la referida Comunidad, como en efecto lo llevaron a cabo en 1778
NORIA
No busquen el cuerpo de san Valentín, y menos el vaso con su sangre, no lo encontrarán. Ni en el claustro de la catedral (como afirmaba Perceval y el archivero López Martín) ni en el “compás” del torno de Las Puras. En ambos espacios ya realizaron baldías excavaciones un grupo de espeleólogos del Frente de Juventudes. Se lo llevó para siempre una corriente de agua subterránea. Cogido de la mano de santa Cándida, de quien las monjas, siguiendo la antigua broma de los vecinos, repetían risueñas que eran
La reliquia de Santa Cándida consistía en un pequeño hueso del antebrazo
El bajorrelieve obra de Jesús de Perceval luce desde 2010 en la plaza de Campoamor
La noria de Las Puras –heredada del periodo musulmán- regaba el huerto y aun proporcionaba agua al barrio, dicen que finísima y medicinal. Tras su expulsión en 1936, el convento intervenido fue destinado a almacén de víveres y hospital de infecciosos. Levantados los suelos de ambos claustros y refectorio, las piedras de cantería fueron trasladadas a la iglesia de san Agustín (PP. Franciscanos), reconvertida en el colegio público
Y habían traído camiones con ropas de las iglesias y todo lo echaron a la noria; también trajeron de la Catedral unos Santos… San Valentín y Santa Cándida (que la gente decía que eran novios)… y a nosotros nos mandaron que los echáramos a la noria.