Europa marca la ruta sostenible con la estrategia ‘De la granja a la mesa’
El campo pide a la Unión Europea que las reglas de juego también se aplique a los productos de terceros países
La estrategia presentada el pasado año constituye un pilar del Pacto Verde Europeo con metas puestas a 2050 Básica la información al consumidor para que identifique y apueste por los productos sanos y sostenibles
El pasado año, la Comisión Europea marcaba la hoja de ruta hacia una agricultura más sostenible a través de su estrategia ‘Farm to Fork’ (De la granja a la mesa) con unos objetivos marcados para una década. En ella se incide en la reducción de uso de plaguicidas, pérdida de nutrientes, de fertilizantes, potenciar la agricultura ecológica, luchar contra el desperdicio alimentario y en un etiquetado nutricional obligatorio para que el consumidor identifique los productos más saludables y respetuosos con el entorno. Esta estrategia, según la Comisión Europea, es un pilar del Pacto Verde Europeo, que establece la manera de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050. “Define una nueva estrategia de crecimiento sostenible e integrador para impulsar la economía, mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, cuidar de l a naturaleza y no dejar a nadie atrás”. Con ella, los objetivos de la UE son reducir la huella medioambiental y climática de su sistema alimentario y reforzar su resiliencia, garantizar la seguridad alimentaria frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y liderar una transición global hacia la sostenibilidad competitiva ‘de la granja a la mesa’ y aprovechando la nuevas oportunidades.
Los productores y empresas agrícolas almeriense y, en su conjunto andaluzas, están haciendo ya los deberes. Así en el sentido de la producción ecológica, la consejera Carmen Crespo, recordaba recientemente que, gracias a la implicación de los ganaderos y los agricultores, “destinamos actualmente el 23,6% de la superficie agraria útil a producción ecológica”. Almería se sitúa como la principal provincia en cuanto a la superficie asociada a la producción ecológica de hortícolas en Andalucía (con más de un 40% de la superficie) seguida de Granada, Cádiz y Sevilla. También hay empresas localizadas en el territorio almeriense que cuya finalidad no es otra que lograr el residuo cero en el campo. Además, hay una herramienta que contribuirá a allanar el camino hacia esta realidad y son los fondos Next Generation, ya que para optar a ellos, las empresas están presentando proyectos con el objetivo de minimizar la huella de carbono y hacer productos más sostenibles.
Ante este panorama, lo que se hace fundamental es la ‘educación del consumidor’, sobre todo en el ámbito de los productos hortofrutícolas y más mientras Europa no exija estos requisitos para todos los alimentos que se comercializan y consumen en la Unión Europea, pues muchos de ellos proceden de países terceros con otras reglas de juego, lo que ahonda en una competencia ‘desigual’. Así el consumidor debe conocer el esfuerzo que está haciendo el campo local para hacer llegar a la mesa productos más sanos y sostenibles, para que apuesten por los mismos por los dos motivos: su bienestar y el compromiso por la producción próxima y comprometida. Esto no es tarea fácil, ya que la economía familiar pesa, por lo que el campo pide que todos los productos que se encuentran o lleguen a la UE se rijan por igualdad de condiciones.