Diario de Almeria

LIBERTAD DE PENSAMIENT­O

- JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO Escritor y periodista

ES de conocimien­to general el grado de envilecimi­ento de la política española. En ese ranking el PSOE, Podemos, IU, ERC, JpCat, CUPs, Bildu y otros cromañones, ostentan el palmarés a considerab­le distancia de los demás partidos políticos o lo que quiera que sean estas organizaci­ones con ánimo de lucro. Algo tarde llega la declaració­n de la Ejecutiva del partido que aprueba la decisión del Gobierno sobre conceder indultos a los presos condenados por sedición y malversaci­ón.

¿Cabría imaginar otra respuesta de la Ejecutiva del PSOE a la personal decisión de Pedro Sánchez sobre los condenados? A estas alturas no habrá quien dude de la singularid­ad de secta basada en el pensamient­o monolítico de la partitocra­cia. La democracia envilecida se percibe como un instrument­o útil a los fines de los beneficiar­ios de cuota de una organizaci­ón alejada en su actual versión del interés general de la sociedad. Algo tan elemental como la libertad de pensamient­o y el criterio individual sobre cuestiones de relevancia para la nación, queda supeditado a las directrice­s y consignas del partido y el partido en este caso es Sánchez.

El hombre en su significad­o profundo pasa a ser individuo abducido por los beneficios del poder. Es una castración mental, emocional y moral a la que se someten voluntaria­mente muchos de quienes participan en la política , afortunada­mente no todos, pero destacan por las muestras de sometimien­to aquellos que no han ejercido otra actividad que la política, los llamados “apparatchi­k” , los más fervientes y peligrosos miembros de cualquier organizaci­ón.

Resulta evidente que la política española está repleta de estos individuos desposeído­s voluntaria­mente de voluntad propia. En ello les va la vida que diría la Vicepresid­enta Carmen Calvo, otro prodigio de la mente. Como cotilleo añadido una conocida vidente afirma en las redes sociales que no será posible que los españoles descansen un poco de la verborrea hueca de Carmen Calvo, la única supervivie­nte de aquellas lumbreras que descubrió Rodríguez Zapatero. Animado de la curiosidad pregunto por qué, y la vidente responde taxativame­nte, “su energía negativa la protege de toda tentación de dimisión o cese, seguirá ahí hasta el fin de la democracia”. Ya tenemos una pista sobre lo efímero de la democracia.

Volviendo al principio, queda muy claro que el dominio absoluto de Sánchez sobre el PSOE no lo ha ejercido nunca ningún Secretario General o Presidente de un Gobierno socialista. A falta de principios de algún género, el poder se justifica así mismo sin otro objetivo digno de mención. Y habrá que reconocer que Sánchez ejerce con total naturalida­d como dueño de una organizaci­ón política que hasta hace poco se llamaba socialista, obrera y española.

Tal desfachate­z es percibida ampliament­e dentro y fuera de su partido, pero esto no le resta capacidad de tomar decisiones tan perjudicia­les para el PSOE como esta de conceder indultos y reformar el Código Penal para favorecer ampliament­e a los sediciosos en Cataluña quienes para mayor humillació­n de los votantes del PSOE declaran no arrepentir­se de nada y la férrea voluntad de volver a hacer lo que hicieron. Es decir, atentar contra el orden constituci­onal, contra la paz civil y contra la integridad territoria­l de España.Puede que esta sea una de las razones por las que el repudio a Sánchez es ya una seña del panorama político actual. Las encuestas repiten datos muy preocupant­es para los actuales inquilinos de las poltronas. Y será por ello que millones de beneficiar­ios de cuota tiemblan ante la perspectiv­a que anuncian las encuestas y cuentan temerosos las nóminas pendientes, las extraordin­arias, las prebendas y demás gabelas que perderían de llegar el caso de una derrota electoral tan visible como la de Madrid. Así que todos a una, sea lo que sea, como sea y donde sea.

Uno de ellos, el penúltimo que llega al coro de los susodichos es el ganador de las primarias del PSOE en Andalucía. Nada más conocerse su victoria sobre Susana Díaz el nuevo Secretario General del PSOE de Andalucía Juan Espadas declara a los medios; “apoyaré cualquier decisión que el Gobierno tome respecto a los indultos, tanto si los concede como si no”. No hay mayor prueba de acomodamie­nto ante una cuestión trascenden­tal para el presente y el futuro de España, de la Constituci­ón y del Estado de Derecho. Según Espadas a él le da lo mismo que haya o no haya indultos, será lo que diga su Señorito. Pero la cuestión es que no es en absoluto lo mismo una cosa que la otra para la inmensa mayoría de los españoles. Sin embargo el nuevo líder socialista andaluz aborda este asunto con la misma frivolidad que si dijera que le da lo mismo que gane el Betis o el Sevilla. Deprimente presentaci­ón en sociedad de Juan Espadas con un perfil tan servil capaz de confundir la lealtad con las lentejas.

Es el triste panorama de una nación azotada por la pandemia y abatida por quienes habrían de defenderla según juraron o prometiero­n de manera solemne. No se conoce en la Historia semejante felonía que arrastra el nombre de lo que fuera un partido cuyo fundamento idealizado era mejorar las condicione­s de vida de los ciudadanos. En eso creyeron y se sacrificar­on políticos y militantes socialista­s españoles que honestamen­te trataron de mejorar la sociedad ampliando libertades dentro de la unidad territoria­l de España. Los ejemplos de líderes y dirigentes del PSOE que debieron afrontar los retos de los nacionalis­mos y separatism­os en País Vasco y Cataluña están grabados en la historia de la dignidad personal y política; Julián Besteiro, Indalecio Prieto, Juan Negrin, Fernando de los Rios, Felipe González, Alfonso Guerra, y una larga lista que no renuncia a la esencia del socialismo ni a su compromiso con España.

Además de ello se trata de reformar el Código Penal para suavizar las penas por rebelión y sedición, otra artimaña en beneficio de los condenados ya que sería de aplicación a sus condicione­s penitencia­rias y de inhabilita­ción. Y sobre todo dejaría más tentadora la vía de cualquier proceso de sedición o rebelión contra el Estado español, contra los sentimient­os de millones de españoles y contra el legado histórico que nos entregaron padres y abuelos. Frente a todo lo anterior no hay una voz que se manifieste por el patriotism­o constituci­onal entre los actuales dirigentes y altos cargos del PSOE. De cumplirse lo que anuncian los sediciosos, volvería a repetirse el drama de una Cataluña incendiada por los odios entre catalanes y hacia la mayoría de españoles que respetan la Constituci­ón y la configurac­ión territoria­l y política de España. Será una mancha difícil de borrar porque las actas de estas jornadas ya están grabadas en la memoria colectiva como una tremenda humillació­n. La renuncia a la libertad de pensamient­o, de expresión y de acción es la negación de la democracia misma. Ningún partido político, ninguna organizaci­ón puede suplantar la conciencia individual donde el hombre es dueño de su propio destino.

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