BAÚL DE RECUERDOS TAURINOS (II)
EN la retina de antiguos aficionados serán muchas las imágenes que no podrán esfumarse fácilmente con el paso del tiempo. La historia perdurará. Unos protagonizaron escenas poco usuales. Otros, en cambio, quedaron marcados por cicatrices y tardes de gloria en cualquier coso de nuestra piel de toro.
Manuel Benítez ‘El Cordobés’. En sus comienzos, tenía por costumbre ir a los sorteos para observar qué astados le deparaba el destino. Tal era la curiosidad que tenía por ver los toros que, cuando Benítez entró en los corrales, se asomó demasiado por una de las trampillas y un toro le prendió de lleno, propinándole una fuerte paliza que nunca olvidará.
Pasó el tiempo y “El Cordobés” alcanzó la gloria. Llegó a tocar tantas veces el cielo que, cuando Barceló –el empresario de la plazaquiso contratarlo, el torero le pidió medio millón de pesetas. Barceló le advirtió que se lo tenía que pensar. Al día siguiente, el empresario lo llamó para formalizar el contrato, pues aceptó pagarle el medio millón. Pero Benítez le contestó: “No. Hoy son 600.000 pesetas”. “¡¡Ayer me dijiste que eran 500.000!!”, dijo Barceló. Como no podía ser de otra manera, el torero le respondió: “Eso fue ayer. Cada día que pasa son 100.000 pesetas más”.
La negociación continuó unos días, hasta que, finalmente, se formalizó el contrato por valor de un millón de pesetas. De ahí que se pusiera de moda que El Cordobés cobraba un millón por corrida.
Luis Francisco Esplá y un brindis con desatino al Rey. El matador alicantino Luis Francisco Esplá ha relatado en más de una ocasión lo que le ocurrió en la Corrida de la Beneficiencia de Madrid: Relata el equívoco que tuvo en la dedicatoria que realizó a su Majestad el Ray, Juan Carlos I: “Me situé frente al Rey, y pensando en la valentía que tiene por expresar públicamente sus aficiones, como son la caza mayor o los toros, sin ningún tipo de tapujo ni timidez, le dije:
-Majestad, este toro se lo brindo, además de por su presencia en la corrida, por el decoro con que…con que…con que exhibe sus exhibiciones.
El hombre, ante aquella frase, se quedó atónito; y yo, para no liarme más, me quedé mudo”.
Eloy Cavazos. Tiene el record de torear el mayor número de festejos en un día. El diestro azteza, quien toreo cuatro en la misma fecha. Fue el 2 de octubre de 1977. A las doce del mediodía hizo el paseíllo en La Paz, a las dos de la tarde en Dolores Hidalgo, a las cuatro y media en San Miguel de Allende y a las seis y media en Celaya. Todas estas localidades están situadas dentro del estado mexicano de Guanajuato. En los ocho toros que mató, cortó un total de catorce orejas y un rabo. “Me quedaba fuelle para una corrida más por la noche”, manifestó eufórico Eloy Cavazos, torero de dilatada vida profesional, de enorme cartel en su patria durante muchos años y que en España también consiguió resonantes triunfos compitiendo con los mejores del momento.
La garrota del ‘Papa Negro’. Lo contaba siempre Antonio Bienvenida: “Mi padre, cuando toreábamos de becerristas mis hermanos Pepe, Manolo y yo, se apostaba tras la barrera del callejón, enseñándonos una garrota descomunal que tenía junto a él. Si nos amilanábamos frente al novillo y le mirábamos pidiendo consejo nos decía: “Al toro, chaval, al toro”, a la par que levantaba la garrota por encima de los tableros. Nosotros sabíamos que si nos íbamos de la cara del novillo nos esperaba la garrota de nuestro padre, que era, peor que los pitones. Así, claro, todos fuimos toreros.