Radiografía de un acuerdo discreto
● El pacto entre socialistas y republicanos se lleva cocinando desde julio y fue el miércoles cuando se selló, a expensas del trámite parlamentario
El anuncio sobre la reforma del delito de sedición, que quedará reemplazado por otro delito de “desórdenes públicos agravados” y con penas más bajas, se gestó en las últimas semanas en contactos discretos, que han conseguido superar las divergencias que separaban a PSOE y ERC.
Fue Pedro Sánchez quien anunció el cambio legislativo el jueves por la noche sin que hubiese habido filtraciones previas, a pesar de que, según fuentes, el pacto se selló el miércoles por la noche. Mientras desde ERC afirman que el anuncio fue fruto de las conversaciones que han mantenido republicanos y socialistas, desde el Gobierno no hablan de negociación, aunque reconocen que ha habido contactos para trasladarles lo que pensaba hacer el Ejecutivo para tener asegurado su apoyo.
Ambas partes son reacias a dar detalles y concretar quiénes fueron los protagonistas del desbloqueo de esa reforma, cuyos últimos retoques fueron introducidos el mismo jueves, antes del anuncio de Sánchez, si bien el punto de partida puede situarse más atrás.
El pasado 27 de julio, en La Moncloa, las delegaciones del Gobierno –encabezada por el ministro Félix Bolaños– y del Govern –liderada por la consellera Laura Vilagrà–, en el marco de la mesa de diálogo, firmaron un primer acuerdo para avanzar en la “desjudicialización” del conf licto catalán. No concretaron qué cambios legislativos podía comportar ese proceso de “desjudicialización”, pero en boca de todos estaba la posible reforma del delito de sedición, clave en las condenas a prisión dictadas por el Supremo en 2019 a nueve líderes del procés.
El plazo que se impusieron ambos gobiernos para concretar esas reformas contemplaba como límite este 31 de diciembre. A la vuelta del verano, el Govern sufrió una sacudida: las tensiones entre socios de coalición derivaron en ruptura, de manera que los consellers de JxCat abandonaron el cargo el 7 de octubre y dejaron a ERC sola al frente de la Generalitat.
Otro terremoto que arrojó dudas sobre si finalmente podrían cumplirse los compromisos de la mesa de diálogo ocurrió a final de octubre, cuando el PP dio por quebrada la negociación con el PSOE para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el argumento de que los socialistas no le daban garantías de que no se rebajarían las penas por el procés.
Fuentes del Gobierno señalan que se trasladó a ERC durante la negociación del CGPJ con el PP que no afectaría para nada a su intención de llevar adelante la reforma de la sedición.
Las dificultades creadas por la reacción del PP fueron superadas y el acuerdo acabó cristalizando a mitad de esta semana. Ambas partes niegan que haya relación directa, pero el anuncio llega en un momento en que ambos gobiernos necesitan votos para aprobar sus presupuestos.
Ahora se inicia la tramitación de la reforma del Código Penal en el Congreso, en la que ERC tratará de aprovechar para retocar también el delito de malversación, para que afecte lo menos posible a casos como el 1-O y se consigan, en la práctica, unos efectos similares a los de una amnistía. Desde el Gobierno, recalcan que la petición de amnistía no tiene futuro.