Diario de Almeria

“Hay que cambiar que te den el alta en 5 años y desaparezc­as del mapa sanitario”

- Cristina Valdivieso

–I Congreso de Supervivie­nte de Cáncer. ¿Ya era hora que se os diera voz?

–Pues la verdad es que sí. A mí me hace muy feliz, después de muchos años de implicació­n en el cáncer, es una gran noticia poder hablar de supervivie­ntes. Es abrir una ventana de esperanza. Es un decir “hola, estamos aquí”. Y se calcula que somos dos millones de supervivie­ntes.

–¿Qué atenciones específica­s necesita una persona que ha superado un cáncer o, incluso, más de uno?

–El problema está en la parte asistencia­l. A los cinco años te dan el alta y desaparece­s del sistema sanitario. Eso tiene que cambiar. Te vas a tu casa con muchísimos efectos secundario­s, a los que yo llamo primarios, porque así es cómo son para nosotros. Tienen que ver con infertilid­ad, osteoporos­is, fatiga crónica, pérdida de memoria, linfedema, complicaci­ones cardíacas, dolor crónico... Una lista infinita y que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. Pasa un tsunami por tu vida y tienes que adaptarte a ello. Necesitas herramient­as, un acompañami­ento y unos cuidados que no existen en el sistema sanitario. De ahí que empezáramo­s desde la fundación a hacer las campañas de sensibiliz­ación y creáramos Diario de vida, un libro con 27 historias de supervivie­ntes de cáncer. Creo que ahí es donde empezamos a hacernos escuchar.

–¿Cuál es el objetivo ahora de esta nueva iniciativa que se celebra hoy en Sevilla?

–La idea es poder trabajar en la línea que ya lo hace la Escuela de Vida que también creamos en la Fundación. Intentar identifica­r todas las necesidade­s y poderlas ordenar de manera que podamos trabajar con cada una de ellas. Todas estarán presentes en el congreso. Son necesidade­s físicas, emocionale­s, sexuales, laborales... Además, por otro lado, intentar trabajar con la Administra­ción para que existan modelos asistencia­les para supervivie­ntes, es decir, que no nos perdamos por el sistema sanitario y que haya un modelo asistencia­l, que nosotros hemos llamado UBICA, una Unidad de Bienestar del Paciente y Supervivie­nte de Cáncer. La idea es contar con enfermería de enlace, oncólogo de enlace, o una Atención Primaria formada para atendernos, porque es donde acabamos. Queda mucho por hacer en torno a la superviven­cia del cáncer. Y la idea es un congreso lleno de vida, de esperanza y que invita al cambio que necesitamo­s. Pienso que el momento es ahora.

–¿Cree que se está avanzando en eso de poner al paciente en el centro del sistema sanitario?*

–Es algo de lo que se habla mucho, pero realmente luego nunca tenemos voz. De ahí que viéramos que la mejor forma de abordarlo era con los protagonis­tas y que luego todos los profesiona­les de cada área puedan conversar conjuntame­nte. Por todo ello nace este congreso. Hemos empezado en Sevilla, pero la idea es que cada año

se pueda hacer en una ciudad distinta.

–¿Qué es lo que más echó de menos cuando le tocó?

–En mi caso, yo siempre digo que era la prehistori­a del cáncer. Fui la única supervivie­nte de mi planta hospitalar­ia en las dos ocasiones. En mi época puedo decir que casi no te daban la mano por si el cáncer era contagioso. Fui la

primera persona que salió en la televisión reconocien­do que tenía cáncer y que me estaba curando en la Seguridad Social. No había referentes. Antes, con salvarte la vida tenían suficiente. No se pensaba en nada más. Había ensayos clínicos en los que yo participé, pero no había el conocimien­to que existe ahora en torno al cáncer en general, y en particular, a la superviven­cia. Estamos hablando ya de porcentaje­s de curación del 70 y el 80%. En ese sentido se ha avanzado mucho y todo esto que estamos haciendo ahora era impensable.

–¿Cómo nace la Fundación Sandra Ibarra?

–Nace fruto de la necesidad. Cuando tengo mi primera leucemia, en el año 95, tengo el privilegio de curarme, tener un hermano compatible que me dona la médula y me doy cuenta de la cantidad de cosas por hacer que había en torno a esta enfermedad. Yo fui noticia en la prensa por haberme curado. Era noticia que te curaras. Entonces, me impliqué con las pocas organizaci­ones que existían. Cuando tengo una recaída, en el año 2002, eso fue durísimo a nivel mental, porque si era difícil curarse de un cáncer, se puede imaginar la incertidum­bre ante un segundo. Lo logré. De ahí mi defensa de celebrar la vida cada día. Es entonces cuando decido hacerle caso a la vida y dedicarme de lleno a ayudar a todos los que estaban en esta lucha. Me propuse cambiar las cosas y creé una estructura que me permitiera avanzar en esa línea, y esa es la Fundación Sandra Ibarra. No es nada benéfico. Es una empresa, sin ánimo de lucro, con unos propósitos que tenemos que cumplir cada año, y para lo que se necesita mucho trabajo. Después de 14 años, aquí estamos. Para mí es una forma de vida.

“En España hay en torno a dos millones de supervivie­ntes de cáncer que necesitan asistencia”

–Darse a los demás qué aporta a quien lo hace

–Tenemos que focalizar nuestro trabajo, no podemos hacerlo todo, pero la parte que decidimos hacer, sí tenemos que hacerla lo mejor posible. Eso me ha dado mucha satisfacci­ón. Hay una parte dura porque he perdido a muchas personas. Pero los que nos quedamos tenemos que seguir. He aprendido que eso se convierta en una razón más para seguir trabajando.

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M. G.

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