Una reflexión sobre el tiempo ya vivido
“Pura Toga. Desmemorias de una Letrada de Provincias es una reflexión de una Letrada de Almería sobre el tiempo vivido, sin miedo al poder liberador de la risa. En cada uno de estos cinco relatos se incorpora, a modo de narradora en primera persona, la Abogada que es el vehículo de estas historias ambientadas entre 1994 y la actualidad. Con un tratamiento humanista de los personajes, a los que retrata de forma tierna a la vez que caricaturizada, Rita María Sánchez se regodea en el uso de varios metalenguajes concurrentes, el técnico jurídico, el coloquial a pie de calle con toques de argot y las súbitas ráfagas sorpresivas de poesía en momentos de intenso dramatismo. A veces entrañable, otras crítica y sarcástica pero siempre sincera, deja intuir cierta decepción y descreimiento en sus relatos. Invitamos al lector a distinguir realidad y ficción en este palpitante retrato de la Abogacía y sus profesionales”. Esa es la sinopsis con la que la autora y su editorial resumen el libro. en pueblos, en un medio rural en el que no son ajenas las particularidades de Almería. “Hay crítica, también con mucho humor. Primero surge una sonrisa, que luego pasa a una media sonrisa, y finalmente hay una mueca”, afirma.
Temas como el racismo, conflictos de todo tipo, o hasta 20 años de la vida de una familia basada en una real cuyos miembros han sido defendidos casi en su totalidad por la abogada-, se
La autora redime a los “malos” y recuerda que el eje del sistema judicial es el justiciable
dan la mano con otros en los que jueces, fiscales, fuerzas y cuerpos de seguridad, “salen mejor o peor parados”.
“El eje fundamental del sistema judicial es el justiciable”, insiste la letrada, quien añade que los fallos, falta de medios, etc., hacen sin embargo que sea la justicia sea la “cenicienta” de la administración.
Por eso también redime en parte a los “malos”. Porque la escritora incide en lo “delgada que es la línea de lo que está bien y lo que está mal”. “Cuando tu hijo se va por la puerta, no sabes si va a volver entero, como víctima o victimario (…) Te das cuenta de lo difícil que es ponerse en la piel de otro”, especialmente, apunta, con personas con problemas de cultura, pobreza, etc.