UNA PASIÓN QUE NO ENTIENDE DE FRONTERAS
CUALQUIER visita del Almería a Madrid siempre será especial para aquellos almerienses que habitan en la capital. En un domingo soleado que apretó más de lo que esperábamos, con las posteriores secuelas corporales, disfrutamos un grupo de seguidores que nos reunimos de cuando en cuando para ver los partidos de nuestro equipo. Una mesa repleta de amigos y jarras vacías para comenzar una jornada que arrancó mucho antes de que el árbitro pitará el comienzo del choque. El entusiasmo, el ambiente de festividad y la alegría previa al encuentro se vio claramente enfrentada a un nuevo partido en el que el equipo caía derrotado fuera de casa. Fue una nueva oportunidad de ver caras conocidas que hacía meses que no veía. Al igual que fue una oportunidad perdida con caras que volvemos a ver sobre el césped. Celebrar nuevamente un gol y enloquecer junto a aquellos con los que has compartido lágrimas de felicidad en Leganés, viajes a Burgos o Bilbao y una infinidad de anécdotas que siguen sumándose. Es por ello por lo que cada vez pesa menos lo que ocurra dentro del estadio. Me quedo con lo que pasa antes y después. Con una familia rojiblanca que se ha formado en Madrid con personas de toda la provincia, desde Alcóntar, Berja o Pechina. No me olvido de los sufridores que, pese a que podrían haber elegido otras opciones, optaron por ser almeriensistas. Esa resistencia formada por aquellos valientes madrileños que pasean los colores rojiblancos allá dónde vayan. También aquellos que viajan desde una esquina de la Península y recorren muchos kilómetros de ida y vuelta. Todo para formar un conglomerado tan dispar como unido por una misma causa: la UDA. Porque esta afición cada vez es mayor y, afortunadamente, mejor. Ya lo dijo Valdano en su día. El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes. Porque, como siempre, lo importante siempre será una buena compañía. Una pasión que no entiende de fronteras.
Me quedo con lo que pasa antes y después. Una familia rojiblanca formada en Madrid