Los viejos siempre hablan

Alguien dijo...”Puedes acariciar a la gente con palabras.” Pero sin embargo, hoy en día hemos perdido incluso la palabra con tanto avance tecnológico y tanta gaita. Por culpa de palabras mal usadas a mi corazón lo cruza un alfabeto de cicatrices. No hace falta hacer tantos kilómetros para aseverar algunas cosas, ni el licor que venden en Lisboa de guindas es el no va más, pues para eso tenemos nuestro pacharán y licor de cerezas. Ni el Castillo de San Jorge es espectacular, pues si vieran el Castillo de Salobreña en otros tiempos, se quedarían con la boca abierta. En cualquier definición de la ideología nacionalista siempre aparece el concepto de la identidad basada en cuestiones como la cultura, la lengua o el territorio y en ella siempre se añade una acción política tendente a establecer separación entre ciudadanos a partir de las diferencias culturales. Que nadie mienta en estos días aun casi de santidad, pero seguro que a más de uno, le habrá pasado con los inventos tan sofisticados que hay por ahí. Entras al baño y la luz se enciende mientras hay movimiento y el follón comienza al apagarse, entonces tienes que estar como pillando moscas con la mano o moviéndote como si bailaras, vamos para filmarlo en video...qué tiempos aquellos a la luz de una vela. Un aplauso a los inventores del interruptor de la luz por sensor de movimiento, que te obligan a bailar cagando. Se nos olvida que, se ha muerto quizá la mejor generación de este país, sin estudios, sin recursos, han trabajado como bestias, han cotizado y pagado impuestos como nadie, han tirado de nosotros en la otra crisis, cuidando de nuestros hijos y ayudando en casa con su paupérrima pensión y todavía a alguno le preocupa no poder decirle cuatro cosas al Sánchez. Lo digo muy en serio, no merecemos nada.

Antonio Luis Gallardo