Diario de Almeria

VIVIENDA PÚBLICA Y VIVIENDA SOCIAL

- EQUIPO ALFREDO

EL problema de la vivienda ni es nuevo, ni exclusivo de España, pero las circunstan­cias actuales lo han puesto en primer plano: los alquileres se han disparado, los intereses de las hipotecas también, y la proliferac­ión de pisos turísticos agravan la situación. El clamor público y la proximidad de las elecciones han hecho que los políticos se vean obligados a abordar este problema. Y a meterse en “jardines”, distintos según la ideología y la clientela de cada uno. La soluciones que están dejando caer se resumen en dos: que el Estado compre y/o construya miles de viviendas y las ponga en el mercado (para compra y alquiler). O bien, que el Estado ayude a los particular­es mediante subvencion­es directas a la compra o al alquiler. Esto último es lo que se ha venido haciendo durante la democracia -hasta 2013- mediante desgravaci­ones en el IRPF. De esa manera, los compradore­s de viviendas se deducían un porcentaje muy serio de su declaració­n anual. Como el porcentaje era igual para todo el mundo, cuanto más cara y lujosa era una casa, más te ahorrabas; un sistema bien poco “social”.

La otra solución estaría bien y es mucho más equitativa (más “social”), pero es a muy largo plazo, porque las casas de la Sareb con las que contaba el Gobierno son cuatro y están en sitios donde no hay demanda. La solución, evidenteme­nte, es construir, pero lleva tiempo. Y aquí hay que destacar que hasta ahora ningún gobierno español ha hecho nada. Alguna vez habrá que empezar, desde luego, porque la comparació­n del parque de viviendas sociales y públicas de España con los del resto de la Europa desarrolla­da es vergonzosa. Antes de seguir, distingamo­s entre vivienda social y vivienda pública, porque estamos viendo que casi todo el mundo las confunde. La vivienda social es la que cuenta con ayudas públicas; la pública es la que es propiedad del Estado (Ayuntamien­tos, Autonomías y Gobierno central). En general, la vivienda social es para personas con menos poder adquisitiv­o, y la pública puede ser de distintos niveles. Por ejemplo, en Alemania un catedrátic­o puede vivir en un buen piso público, cuyo alquiler es más bajo que el del mercado libre.

Aunque nosotros no es probable que veamos la solución de este problemón, al menos que se empiece a meterle mano. Seriamente, sin demagogias, con acuerdos lo más unánimes posible. Todo lo demás son penes en ácido acético (no dirán que no somos educados).

La vivienda social es la que cuenta con ayudas públicas; la pública es la que es propiedad del Estado

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