Diario de Almeria

Vicente Gómez publica su última novela: ‘Recóndito’

⬤ El autor almeriense Vicente Gómez lanza su tercer libro de la mano de Editorial Soldesol: ‘Recóndito’

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Vicente Gómez Escámez, nacido en Almería en 1970, es escritor y propietari­o de la joven librería almeriense El faro de Recóndito (Carrera de los Picos, 14). Casado y con dos hijos, es autor de los libros La huella de los libros (Editorial Alhulia, 2011) y La soledad de la ola (Editorial Soldesol, 2017), y coautor de Almería de película. Relatos de verano (III) (2018) y La Almería vaciada. Relatos de verano (III) (2020), ambas obras editadas por la editorial levantina Arráez Editores en su colección “Narradores almeriense­s”. El pasado mes publicó su tercer libro, Recóndito (Editorial Soldesol), una novela intimista que entrelaza ficción y realidad.

–Vicente, ¿podrías explicarme cuándo y cómo despertó en ti la vocación literaria?

–Cuando hago repaso de las cosas que he escrito, hay un recuerdo primigenio del año 86, cuando confeccion­o un pequeño libro híbrido entre prosa y poesía, todo bastante básico que, varios años después, presento a un premio de antiguos alumnos de mi colegio y con el que gano el primer premio. En el reúno mis primeras memorias del Cabo y de la relación con mis hermanas. A los pocos años, presenté a un concurso, un primer relato largo de tintes fantástico­s que no llegó a ningún sitio pero que le tengo especial cariño, por haberlo escrito con la máquina que ahora decora una de las estantería­s de la librería.

–.: Para ti, ¿qué es más importante en una novela, lo que se dice o la manera en que se dice?

–Yo no me considero un verdadero escritor. Por lo que no valoro lo que escribo, en cierto modo, doy libertad a la forma, aunque el contenido siempre se restringe a unos pocos temas que me obsesionan desde pequeño. En las novelas de verdad, valoro las dos cosas, aunque me inclino por la manera en que se dice. Busco más la originalid­ad en la forma que en el fondo.

–Tu primera obra,

se compone por treinta y cuatro relatos en los que hablas sobre diversos temas, como la soledad, las pasiones, el amor y el desamor, o la valentía. ¿Si tuvieras que elegir dos relatos, cuáles serían? ¿Y con cuáles de ellos te sientes más orgulloso?

–“Los libros quemados” y “A través del otoño”. En esos dos se condensan mis obsesiones, los libros y el Cabo. Aquella época fue muy prolífica. Escribí relatos sobre temas diversos. A veces, me inspiraba en una noticia del periódico, o en un chat de conductore­s de autobuses al que mi amigo Luis forma parte en Madrid, o en una bienvenida de un camarero en un restaurant­e de Patones, en el faro de Ushuaia. Pude escribir más de doscientos relatos que aún guardo con cariño. Pero del que me siento más orgulloso fue el de “Los libros quemados”, una historia de amor por los libros, dentro de una librería.

–En 2006 recibiste el Premio Relatos de Invierno por tu relato “La iglesia nevada”. ¿Cuál fue tu inspiració­n para escribir este relato?

–Lo de siempre, el paisaje de Las Salinas, en este caso, la iglesia, una construcci­ón de 1907 que es para muchos un tótem que nos impresiona aún, a pesar de las veces que la vemos en directo o a través de cualquier reproducci­ón. Creí que mi carrera se lanzaba cuesta abajo y resulta que ha sido el único premio que he conseguido, a pesar de los múltiples intentos. (Se ríe).

–¿Cómo comenzaste a colaborar con la editorial Arráez Editores?

–Fue gracias a Fernando Martínez que me puso en contacto con Juan Grima. Una experienci­a inolvidabl­e, gracias a la que conservo grandes recuerdos y un puñado de libros con una cantidad interesant­e de relatos de mucha calidad de otros participan­tes. Además, de unos de esos encuentros, guardo con cariño un retrato fotográfic­o de Rodrigo Valero, en blanco y negro, por supuesto.

–¿De qué habla tu relato titulado “Un vacío en la memoria”, publicado en de Arráez

Editores?

–Próspero es el último habitante de un pequeño pueblo cuyo nombre no voy a repetir por cansino. Es una profecía de la España vaciada. Quizá Sergio del Molino se fijó en mi relato para escribir su serie. Bromas aparte, habla de la soledad a la que nos vemos abocadas las personas, no sólo físicament­e, también de la soledad del alma.

es el título de tu segundo libro, una novela. ¿Cómo ha sido el paso del relato a la novela? ¿Y por qué ese cambio?

–Tenía que contar más cosas, hilar todos esos pensamient­os fragmentad­os. La soledad de la ola brota para narrar mi relación con Recóndito, así es como llamo al Cabo en esa novela que publiqué en 2017, desde el punto de vista más ideal, con la infancia y la adolescenc­ia como referente. Esos años en que aquel rincón que tan bien conocemos ahora, era un lugar apartado de la atención de las masas. Un lugar virgen que lucha por seguir siéndolo.

–Acabas de publicar tu tercer libro en solitario,

Cuéntame un poco al respecto.

–Lo lancé a mi editora, Soldesol, un mes antes de abrir la librería. Si no hubiera terminado de escribir la historia, una vez abierta, habría sido imposible terminarla. Necesitaba escribir mi relación actual con Recóndito, desde la madurez, con una sensación general de desencanto, de desarraigo. Pero el producto final sigue teniendo que ver con el amor que siento por lo más íntimo de aquel lugar.

–¿Cómo es el protagonis­ta del libro? ¿Cómo se presenta? ¿Y qué me puedes decir de la isla imaginaria donde vive,

–El protagonis­ta es un hombre que vuelve, como todo en la vida. Tenemos la necesidad de volver a nuestras raíces, investigar en nuestro pasado, justificar lo que somos. Necesita explicar su relación con los padres, con sus hijos, con el propio lugar. Todo se desarrolla en un mapa muy concreto. Recóndito se define por sus límites, una iglesia poderosa y vertical, un faro que emite una luz que atrae al caminante, montañas al este y una mar de la que habla, sobre todo, en La soledad de la ola,

por cierto, que he vuelto a reeditar.

–Explica los motivos por los que recomendar­ías tu libro a los lectores del Diario de Almería.

–Hace unos años, una persona de Madrid que tiene un blog literario y que es un gran lector, pasó por la librería El Cabo, que regentaban Lola y Juan Carlos en Pujaire en aquellos tiempos pre pandemia. Como buenos amigos, le recomendar­on mi libro La soledad de la ola. Cuando, a los pocos meses, leí la reseña que Antonio hizo del libro, descubrí razones que ni yo mismo había imaginado, para recomendar­lo. Sobre todo, por la forma en la que cuento mi percepción de un lugar que he conocido de memoria. Allí crecí, conocí a mis mejores amigos, a mi mujer. No es una autobiogra­fía, sino el relato de una época, posiblemen­te, la mejor de la vida de cualquier persona.

–Tus dos novelas, ¿tienen alguna conexión entre sí?

–No, salvo la conexión del lugar. Recóndito. Así comienza La soledad de la ola. Bueno, quizá, las personas que me marcaron. Mis padres, mis hermanas y mis abuelos.

–¿Dónde se pueden adquirir tus libros? ¿Quizás en tu librería?

–Sí. El de relatos aún se puede conseguir en la página web de la editorial Alhulia. Los otros dos, en mi librería, sí.

–¿Qué tiene de diferente El faro de Recóndito a otras librerías de la provincia?

–La diferencia fundamenta­l es que acabo de empezar. La mayoría de libreros que conozco llevan mucho tiempo ejerciendo esa pasión por los libros entre estantes. La ilusión es la misma, la certeza del riesgo. Por lo demás, imprimir mi carácter es lo que deseo, a unos les gustará más que otros. Lo que pretendo es que la librería se convierta en un lugar de encuentro: yo como usuario de librerías siempre he buscado algo especial, el trato de los libreros, conocerlos, acercarme a ellos para que me enseñaran.

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FOTOGRAFÍA: RUBÉN GARCÍA FELICES

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