Diario de Almeria

La crisis agiganta el furor por vender oro

⬤ Cada vez son más locales los que se dedican a la compra de este precioso metal, solución de numerosas familias ante los problemas económicos

- Carlos Javier Lillo

En el número dieciocho de la Avenida Pablo Iglesias hay un sospechoso trasiego de personas que tocan a un timbre. Entran y salen. Todas, en su mayoría son mujeres, portan algo. Con la compañía de la reportera gráfica Marian León, no queda más remedio que entrar. María Moya descifra el enigma. “Cuando las cosas no van muy bien en el mundo, como ahora con una guerra o con la pandemia, la venta de oro, que es uno de los refugios, se dispara”, argumenta. Está a las puertas de la que es su ‘segunda casa’. Escapa durante unos minutos de su puesto e inhala el aire fresco de la calle. En la tienda hace calor.

Lo hace por el fuerte blindaje que debe tener, “como un banco”, para evitar sustos. “Nosotros estamos en dos búnkeres, está el de la tienda y el de dentro, solo puede acceder Policía o Guardia Civil”, asegura. Los reporteros no pueden entrar. “Tenemos varias puertas, no se puede abrir una hasta que no está cerrada la anterior, parece una tontería pero no lo es”, defiende. Si alguien entra, hay alarma y conexión directa con las fuerzas de seguridad.

De la necesidad han hecho virtud. “La gente piensa que todo se acaba e invierte en oro y como hay más demanda, sube el precio”, explica. Han sido años turbulento­s para la especie humana y la incertidum­bre ha puesto en boga el negocio. Muchos necesitan dinero. Primero fue la pandemia, que apareció sin avisar y dejó a todos confinados durante un mes y medio. La vida se paró y un sinfín de sectores lo sufrieron en carne propia. Cuando parecía que todo iba a mejor, Rusia invadió Ucrania. En los últimos cuatro años habrán podido leer en las páginas de Panorama de este periódico historias sobre huelgas, barcos que quedan atascados, conflictos en diferentes países, populistas o corruptela­s variadas. En cada mal presagio, el oro crece.

Aunque, como el petróleo, es un metal inestable. La posibilida­d de que estalle una burbuja siempre está. “Todo lo que sube tanto, revienta y baja”, asegura. “A nosotros nos viene muy bien la crisis, es triste, pero cuanto más le pagan, más vienen”, completa. En Almería es fácil hacerse un hueco pues “es una ciudad pequeña y está el boca a boca”.

En la capital hay un boom. Una de las vías donde más se concentran es la Avenida de la Estación. En unos metrosde esta céntrica arteria se encuentran solo cuatro locales destinados a lo mismo. Sobre la proliferac­ión en la competenci­a, Moya lo tacha de “plaga” aunque agradece que cada vez sean más. “Hay muchos locales pero muy pocos lo hacen bien, todos los clientes son iguales para nosotros”, defiende. Habla de ‘guerra de precios’ en el sector, de personas dispuestas a pugnar por cada céntimo, aunque ella niega que quiera sumarse.

La ‘fiebre del oro’ no es particular de Almería. Si uno busca este metal precioso en internet lo primero que le saldrá serán páginas para ver al minuto cómo se actualizan los precios. Nadie quiere quedarse fuera. No hay un prototipo de cliente, al contrario de lo que pueda parecer desde fuera. “Cuando entré pensaba que era gente sin recursos o que necesitaba dinero pero te sorprender­ías, no hay un patrón establecid­o”, explica. Habla de personas que venden, incluso, para “librarse de una herencia”.

No es solo oro, la plata, que también compran, ha visto como ha disparado su valor un 25% de forma paralela, aunque los expertos llevan años advirtiend­o de que su precio es más sensible a cómo se comporta la situación política a nivel global, más que en el caso del oro. Por ahora, la cotización global del oro se mantiene en máximos y esta semana ha alcanzado los 69.978,51 euros, según los datos que ofrece BullionVau­lt, mientras se mantiene el escenario de incertidum­bre a nivel planetario por lo que ocurre en Ucrania y Gaza. Los bancos centrales están acaparando todo el que pueden para llenar sus reservas. Mientras, los almeriense­s se hacen, literalmen­te, ‘de oro’ vendiéndol­o.

Muchos prefieren empeñar para no deshacerse del metal para siempre

 ?? MARIAN LEÓN ?? María Moya revisa el expositor de su local mientras los clientes venden oro a sus espaldas.
MARIAN LEÓN María Moya revisa el expositor de su local mientras los clientes venden oro a sus espaldas.
 ?? MARIAN LEÓN ?? Uno de los productos expuestos.
MARIAN LEÓN Uno de los productos expuestos.

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