Los acusados de alijar una tonelada de hachís dicen que eran ‘farderos’
⬤ La fiscal mantiene que eran parte de un grupo y pide penas de hasta seis años de cárcel para los ocho procesados en la causa
La Audiencia de Almería ha acogido este martes la vista oral contra ocho acusados de alijar casi una tonelada de hachís, para los que la Fiscalía ha reclamado penas al final del juicio que oscilan entre cinco años y seis años y medio de cárcel, en función de su participación antecedentes.
Según el escrito de la fiscal, sobre las 09:30 horas del 4 de marzo dos de os acusados arribaron a bordo de una neumática cargada de fardos de hachís en la playa de Malpaso,
Afirman que les iban a dar mil euros por descargar paquetes y que no sabían de la droga
en la localidad de Villaricos.
El Ministerio Público defiende que en tierra firme aguardaban el resto de acusados, los cuales presuntamente ayudaron a traspasar los fardos desde la lancha hasta una furgoneta.
Asevera que tres de ellos se montaron en dicho vehículo y se propusieron abandonar el lugar, si bien fueron interceptados entonces por agentes de la Policía Local y la Guardia Civil, que detuvieron a todos los acusados en el lugar, e intervinieron 30 fardos de hachís .
Al finalizar la vista, la fiscal ha elevado a definitivas sus conclusiones y ha reclamado penas de entre seis años y medio y cinco años y medio de prisión, además de multas de hasta ocho millones de euros.
Sin embargo, los abogados de los procesados, Nabil El Meknassi, José Antonio Bonachera y Eduardo Zea, han solicitado que se apliquen atenuantes como reconocimiento de los hechos, o que los delitos se cometieron en grado de tentativa, para reclamar las penas mínimas posibles, dos años de cárcel o tres años y un día, en función de cada uno de sus clientes.
Aunque durante la sesión todos los procesados han reconocido encontrarse en la cala del Malpaso, o en sus cercanías, han sostenido que la mayoría llegaron ahí porque personas desconocidas les prometieron mil euros a cambio de cargar y descargar paquetes. La mayoría son de origen subsahariano y han sostenido que se encontraban en rotondas de Roquetas de Mar a las que los inmigrantes acuden para que les ofrezcan trabajos agrícolas y su traslado a fincas, cuando les propusieron esta actividad, sin saber que iban a por hachís.