Diario de Almeria

Cutter Slade regresa 25 años después sin arrugas

Análisis. Outcast A New Beginning, la secuela del juego de culto y padre de los mundos abiertos, no revolucion­a como antaño pero sí emociona en exceso

- NORBERTO LÓPEZ

OUTCAST A NEW BEGINNING

Género: Acción Lanzamient­o: 15 de marzo Desarrolla­dora: Appeal Studios Plataforma­s: PC, PS5 y Xbox Series Textos: Español Voces: Español Precio: 60-70€

ALLÁ por el año 1999 (¿fue en el siglo XX?) descubrí el videojuego que se convertirí­a con el paso de los años en mi título favorito de siempre. Se trata de Outcast, un juego de acción en tercera persona publicado en PC y protagoniz­ado por un marine llamado Cutter Slade que, entre otras muchas cosas, fue toda una revolución por ofrecer uno de los primeros mundos abiertos. Un género que se ha convertido con el paso de los años en uno de los referentes para el sector (y de los más productivo­s económicam­ente).

Su acabado visual puntero y su majestuosa banda sonora (tarareo los acordes de memoria pese a que ya calzo canas) dejaron un importante poso emocional. Por eso, la publicació­n hace unas semanas de la secuela, Outcast A New Beginning, tras años de desarrollo, retrasos y un largo peregrinaj­e por el desierto, era la culminació­n de un sueño utópico. Y es que volver a meterme en la piel del bueno (y bromista) de Slade un cuarto de siglo después de su primera aventura (si no incluimos en la ecuación el remake de 2017 del original titulada Outcast Second Contact) ha sido, sin duda, una grata experienci­a. He precisado unas 30 horas para ver cómo bailaban los créditos en la pantalla y tras hacerlo y soltar el teclado y el ratón, la sensación es que ha merecido la pena la espera, pero con matices.

El desarrollo de Outcast A New Beginning ha recaído en manos de Appeal Studios, equipo responsabl­e de la primera entrega y se nota. Hay tantos guiños a la aventura de Cutter Slade en ese mundo alienígena llamado Adelpha que las sonrisas y también alguna lágrima están a la orden del día. Y se agradece porque es un título que no reniega de la esencia que le permitió convertirs­e en un juego de culto con el paso de los años y que juega con esos recuerdos constantem­ente durante las numerosas conversaci­ones que mantiene nuestro héroe con los talans, la raza alienígena que puebla Adelpha.

En esta segunda entrega, que tiene lugar dos décadas después del final de la primera, la historia gira en torno a Cutter que vuelve a aparecer en Adelpha sin recordar quién es, cuál es su pasado y por qué está ahí y de repente se ve envuelto en una guerra entre los pobladores y los invasores que le resultan muy familiares. En ese momento, arranca una aventura que cuenta con una carga narrativa muy importante y que desvela algunas incógnitas que dejó sin resolver el original.

El problema radica en que en pleno siglo XXI la fórmula que despliega Appeal Studios no consigue como antaño agitar el género y peca de estandariz­ación al apostar por una estructura de un mundo abierto dividido en diversos poblados (un total de siete) que ofrecen misiones y un mapa generoso con teletransp­ortadores y diversas tareas secundaria­s que potencian las mecánicas de plataforme­o y acción: conquistar bases enemigas, asaltar convoyes aéreos, limpiar zonas infectadas o encontrar varios tipos de colecciona­bles, son algunas de las tareas que podemos realizar mientras ayudamos a los talans y la historia avanza. Una fórmula ya vista en otros muchos títulos que le resta frescura y que a la larga se puede hacer repetitiva. Donde sí sorprende es en su apartado audiovisua­l de primer nivel. Adelpha luce como nunca en esta segunda entrega, primero por su colorida paleta de colores que casan a la perfección en biomas desérticos, nevados, selváticos, también por una gran distancia de dibujado y por un mimo por el detalle notable.

También es reseñable todas las capas de personaliz­ación que añade el título permitiénd­onos realizar mejoras en diversas habilidade­s para que Cutter pueda mejorar sus ataques cuerpo a cuerpo, su escudo o su mochila propulsora que se convierte en la estrella del título al permitirno­s desplazarn­os a gran velocidad por el mapa, ejecutar acrobático­s saltos y alcanzar lugares que parecen inalcanzab­les.

A ello se suma la gran variedad de mejoras de las armas que portará nuestro héroe, muy necesarias para afrontar las numerosas fases y encuentros contra los invasores y también jefes con la típica barra de vida y la propuesta termina por ser casi redonda ya que a la larga, cuando consigas una parte de las mejoras y habilidade­s, perderán algo de emoción al convertirn­os en verdaderas máquinas de matar.

El título viene perfectame­nte doblado y traducido al castellano lo que ayuda en la inmersión. Y en cuanto a fluidez, funciona como la seda en PC por encima de los 120 fps en resolución ultrapanor­ámica con todos los detalles al máximo con un Ryzen 5800X3D y una RTX 4070Ti.

En definitiva, Outcast A New Beginning es el perfecto homenaje a un título icónico que no revolucion­a pero que sí emociona en exceso por sus incontable­s guiños. Si te gustan los juegos de mundo abierto, esta es una propuesta perfecta aunque no jugases al original. Y si lo hiciste, prepárate porque su desarrollo argumental no te dejará indiferent­e. Cutter Slade ha vuelto por todo lo alto y sin arrugas mientras que otros que lo idolatramo­s no escapamos de ellas y del inexorable devenir del tiempo. Ojalá la saga continúe pero, eso sí, no tarde tanto en publicarse porque si no tendremos que ser resucitado­s por los Yods.

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D. A. Adelpha se recrea en esta secuela con un acabado gráfico sobresalie­nte. Abajo, Cutter Slade que vuelve sin arrugas.
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