¡OLE, OLE PEPE MEL!
SU etapa en el Betis, con el que logró el ascenso a Primera, le trajo, entre otras cosas, esa adaptación del himno bético para corear al entrenador madrileño que hoy dirige a la UD Almería. Mel no es una persona que deje indiferente a nadie. Tiene tantos devotos como detractores allá por donde ha pasado. Imagino que cae mejor o peor en función de como acabara su periplo en según que equipos. Su etapa en Almería ya empezaba mal de antemano, ya que firmaba por un equipo descendido con unos números bochornosos que no deberían ser muy difícil de mejorar. Su debut, con victoria en Las Palmas, y con parón liguero de por medio, nos permitió olvidarnos, durante dos semanas, de lo miserables que éramos. Tampoco prestamos mucha atención a cómo se logró el triunfo. Se ganó el primer partido del año y encima había debutado, con nota, Marcos Peña. Lo demás, poco importaba. Desde entonces, un empate más y una victoria. 7 puntos desde su llegada. No se puede negar que ha mejorado a sus antecesores, aunque el listón estaba tan bajo que tampoco se puede sacar pecho por lo logrado. Sobre todo porque el equipo, pese a ganar esos dos partidos, en realidad bien pudo haberlos perdido de no ser por la actuación estelar de Luis Maximiano, ya que en defensa seguimos cometiendo los errores de bulto que venimos haciendo todo el año. Además, conviene recordar que el equipo está descendido, no nos jugamos nada, ni siquiera la poca honra que nos queda, con lo cual, no se pueden tomar estos partidos como vara de medir de nada y ni mucho menos pueden ser la razón por la que Mel se gane el derecho a seguir la próxima temporada. Tampoco es la razón por la que no debería seguir. Pero escuchando al técnico reivindicarse en cada oportunidad que tiene está generando un rechazo hacia su continuidad que creo es compartido cada vez por más gente. Quizás no se da cuenta de que estaba mejor callado, trabajando, sin ponerse medallas de hojalata y usando otros argumentos para su renovación, que alguno más tendrá, supongo…