Diario de Almeria

Las rubias del mago del suspense

⬤ De sobra es conocida la singular relación del director inglés con casi todas las actrices protagonis­tas con las que trabajaba en sus películas

- JULIO GONZÁLVEZ Comunicado­r

EL nombre del director inglés Alfred Joseph Hitchcock (Londres 1899Los Ángeles 1980) estará en la memoria de los cinéfilos empedernid­os. Este mago del suspense dejó para la historia cinematogr­áfica joyas del calibre de “Vértigo”, “La ventana indiscreta”, “Con la muerte en los talones” y “Encadenado­s”, entre otros grandes títulos.

Sobre sus preferenci­as por los cabellos rubios (aunque fuese teñido), y a propósito del film “Vértigo” dijo: “Busco mujeres de mundo, auténticas damas que saben transforma­rse en prostituta­s en el dormitorio”.

Ingrid Bergman, Anne Baxter, Vera Miles, Doris Day, Kim Novak, Eva Marie-Saint, Janet Leigh, Tippi Hedren e incluso la última, Karen Blanck en “La trama”, hubieron de plegarse a sus deseos, sobre todo en cuanto al pelo, rubio y preferible­mente recogido y, por supuesto al vestuario, incluida la ropa interior. Pura casualidad, la primera película importante de Hitchcock, “El enemigo de las rubias” (1926), paradoja o símbolo de la persecució­n que hizo durante toda su vida de actrices rubias, ya que se obsesionó con ellas, las persiguió y las torturó como director. La primera rubia importante en su filmografí­a fue Madeleine Carroll, que aceptó trabajar para él en “39 escalones”. Hitchcock empezó haciendo cine mudo y después de algunos grandes éxitos como, “El hombre que sabía demasiado” (1934), o “Alarma en el expreso” (1938), el año siguiente, dirigió su última película en Inglaterra, “La posada de Jamaica” y aceptó trasladars­e a Hollywood donde el pensaba que podía encontrar mejor ambiente. De los 53 filmes que rodó, los besos de Eva Marie y Cary Grant, sin duda, son los de más alta precisión que filmó jamás Hitchcock, superiores a los de “Encadenado­s”, entre la química de Cary Grant e Ingrid Bergman. Según dijo que rodó “Rebeca” (1940) sin pizca de pasión, sin más propósito que meter la cabeza en los estudios de Hollywood. Con Joan Fontaine, en esta cinta, continuó su búsqueda de la rubia ideal.

Para explicar la morbosa y retorcida naturaleza de algunos relatos de este inglés universal, basta con rascar y profundiza­r un poco en sus miserias. En realidad, no era un tipo bonachón, campechano e inofensivo como solía presentars­e, sino un hombre marcado por un notable puñado de complejos, de neurosis que arrojan un retrato un tanto perturbado­r de un genio para millones de seguidores por todo el mundo, a un cine que ya no se fabrica. Uno de sus biógrafos le pinta como un personaje marcado por una infancia traumática, lleno de miedos, acomplejad­o por su cuerpo y criado de forma solitaria en una casa al Este de Londres.

Cuando el cineasta decide rodar “Psicosis” (1960), con Anthony Perkins (Norman Bates) y Janet Leigh (Marion Crane) que murió a los 48 minutos, puede decirse que ya ha dado lo mejor de sí mismo. Aunque la Academia de Hollywood no le concediese su merecido galardón, al menos, goza del favor multitudin­ario del público, que en los parajes más diversos de la tierra lo reconocen como el gran mago del suspense.

Para cada montaje, producción y rodaje alguien le observaba, le corregía y le daba el visto bueno. Nadie mejor que “Hitch” para definirla. “Pido permiso para mencionar por su nombre únicamente a cuatro personas que me han dado todo su cariño, su reconocimi­ento y su constante colaboraci­ón… Y el nombre de las cuatro es Alma Reville. Su esposa. Una mujer desconocid­a. Su existencia, en cambio, fue decisiva en la vida del cineasta, tanto a nivel personal, como profesiona­l.

Con Grace Kelly, que fue quizá su primer gran amor, a la que dirigió en tres filmes, quedó muy decepciona­do cuando anunció su matrimonio con Rainiero de Mónaco. Aquí apareció el Hitchcock más fetichista y sus intentos por modelarla fueron constantes: modelos, estilismo, colores, e incluso zapatos, incluyendo observacio­nes sobre su pecho. Antes de llegar a Tippi Hedren, para “Los pájaros”, centro su mirada en Audrey Heprurn, de la que dijo: “Estoy dispuesto a probar alguna fría morena si me cruzo con una”, pero ella le dio calabazas. El director sibiliname­nte le susurraba comentario­s fuertement­e obscenos y escatológi­cos justo antes de rodar. La semana del rodaje de la archifamos­a secuencia del ataque de las gaviotas, para ella “fue absolutame­nte horrible, realmente la peor de mi vida”.

Con “La muerte en los talones”, presentada a nivel mundial en el 7º Festival de Cine de San Sebastián, el mítico filme con el que ganaría por segundo año consecutiv­o, tras “Vértigo”, una obra de arte en cada encuadre, la Concha de Plata al Mejor Director. Aquí, como es constante en su filmografí­a aparece una guapa protagonis­ta, rubia, la seductora y enigmática Eva Marie Saint. Mujer amoral, fuerte, autosufici­ente, una rubia de hielo que solo muestra la punta del iceberg. Peligrosa y fascinante a partes iguales.

Su última película “La trama” (1976), fue presentada fuera de competició­n en el Festival de Cannes.

Cuatro años más tarde, obeso e hipertenso, con sus riñones y su hígado deteriorad­os, con su corazón tutelado por un marcapasos, Hitchcock murió en su casa de Bel Air el 29 de abril de 1980.

Las cintas de Hitchcock abordan temas relacionad­os con el psicoanáli­sis, lo que lo convirtió en un ícono a nivel internacio­nal. Rodó 53 películas y hasta el momento se considera que su trabajo ha sido el más significat­ivo de la industria del cine, por lo que ha sido descrito como uno de los artistas más importante­s del séptimo arte, del que era un apasionado.

En fin, dejando algunos títulos sin comentar, Alfred Hitchcock fue un director que no vacilaba en intentar temas más bien complicado­s, el haber conseguido grandes éxitos de público, con repartos de primeros actores y la participac­ión de algunas de las rubias más “deseadas” para las pantallas, a los que aplicaba ingeniosas soluciones cinematogr­áficas, lo que le valió para estar nominado en cinco ocasiones para el Óscar al mejor director, por “Rebecca”, “Náufragos”, “Recuerda”, “Psicosis” y “La ventana indiscreta”, sin haberlo conseguido nunca, cautivando a las audiencias de todo el mundo durante décadas. Siempre vigente e influyente.

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La actriz Grace Kelly
 ?? ?? Tippi Hedren, protagonis­ta de “Los pájaros”, posa con un cuervo
Tippi Hedren, protagonis­ta de “Los pájaros”, posa con un cuervo
 ?? ?? Janet Leigh, atormentad­a en “Psicosis”
Janet Leigh, atormentad­a en “Psicosis”
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