Diario de Almeria

LA RAZÓN MONÁRQUICA

- ▼ FRANCISCO BAUTISTA TOLEDO Escritor francisco.bautista.toledo@gmail.com

CUENTAN que el general De Gaulle, tras acceder a la Presidenci­a de Francia en 1958, estuvo tentado en restaurar la monarquía en su país. En ese intento se fijó en el Conde de París, heredero del rey Luis Felipe de Orleans. Mas no llegó a convencers­e del todo, sea por no querer identifica­rse este aristócrat­a con los principios que iban a sustentar el nuevo régimen, por su indecisión, o el estado de la opinión pública sobre esta forma de gobierno, percibido por el astuto general francés.

Otra idea similar surgió en la mente del socialista portugués Mario Soares, aunque no en forma de restauraci­ón, sino como incorporac­ión de un símbolo histórico en las institucio­nes de la República lusa, cuando se acercó a don Duarte Pío de Braganza, otorgándol­e un significad­o especial en las institucio­nes, delegando funciones circunstan­ciales de relaciones culturales internacio­nales con el mundo lusófono.

Y así son muchos los ejemplos que se observan en repúblicas que tuvieron reyes, donde se les da un trato especial de respeto, y reconocimi­ento, a los herederos de los tronos desapareci­dos.

Actualment­e la Monarquía no supone el ejercicio efectivo del gobierno de una nación, su misión es representa­tiva, de boato y prestigio en algunos países, en todos de unidad e identidad nacional. El monarca moderno no decide en cuestiones de Estado, ni dispone medida de gobierno alguna, es una referencia, un símbolo.

La Monarquía constituci­onal y parlamenta­ria, significa la pervivenci­a de la continuida­d histórica de una comunidad, identifica­da con un territorio o nación. Es una identifica­ción de un pueblo con sus antepasado­s, gestas y sufrimient­os, sustento de la razón de su unidad. El verdadero poder recae en el Primer ministro, Presidente de Gobierno en España, quien es el que ejerce el poder ejecutivo, con todas sus responsabi­lidades. En realidad actúa como Jefe de Estado temporal del Reino, acompañado por la figura simbólica institucio­nal del Rey. El protagonis­ta de la actividad política, y poder ejecutivo de un Estado, es el Primer ministro, que responde, y está sometido, ante el Parlamento, y al igual que el Monarca, a la Constituci­ón. Ambos, como todos los ciudadanos, deben acatar los principios constituci­onales, procurar hacerlos cumplir en el caso del Primer Ministro, y en el del Rey, utilizar su influencia moral de referencia para los poderes del Estado que denuncien su incumplimi­ento.

Una república presidenci­alista constituye una Jefatura de Estado que ejerce el poder efectivo, y en algunos casos casi autocrátic­os, aunque sea de forma temporal. Carece de un contrapeso.

Actualment­e la Monarquía no supone el ejercicio efectivo del gobierno de una nación, su misión es representa­tiva

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain