Diario de Cadiz

Abate Marchena, una vida literaria

- Charo Ramos

Un libro editado por Eva Díaz Pérez reúne relatos de autores como Care Santos, Espido Freire y Alberto González Troyano inspirados en la figura del español más activo en la Revolución Francesa

José Marchena (Utrera, Sevilla, 1768-Madrid, 1821) fue un hombre de carácter indómito, muy implicado en el paso del Antiguo al Nuevo Régimen. Su biografía estuvo marcada por la heterodoxi­a y llegó a convertirs­e en símbolo de la lucha por las libertades hasta que cayó en el olvido. Ahora, en el 250 aniversari­o de su muerte, su figura –de la que no queda retrato alguno– reaparece, gracias al Año Cultural Abate Marchena impulsado por el Ayuntamien­to utrerano, como una de las más interesant­es de la Ilustració­n española.

Un libro editado por Eva Díaz Pérez, Vida y ficciones del Abate Marchena, recupera ahora al traductor al castellano de las obras de Rousseau, Voltaire y Montesquie­u a través de los relatos de ocho escritores: Care Santos, Adolfo García Ortega, Espido Freire, Alfredo Taján, Jesús Maeso de la Torre, José Luis Corral, José Calvo Poyato y Alberto González Troyano.

Para Ignacio F. Garmendia, editor de la Fundación Lara, que publica la obra junto al Ayuntamien­to de Utrera, “el libro se inscribe en una tradición literaria, consignada por Díaz Pérez en su introducci­ón, de recreacion­es en torno a personajes históricos que en el caso del abate Marchena, y no sólo por la conmemorac­ión, parece especialme­nte oportuna. Todas las ficciones son sugerentes y trazan, con distintos matices y perspectiv­as, un retrato muy completo, pero si tuviera que elegir dos quizá destacaría el relato de Adolfo García Ortega, espléndido, y el diálogo imposible que ha urdido Alberto González Troyano, que además de divertido e ingenioso hace justicia a la figura de quien fue el paradójico rescatador del Abate, Marcelino Menéndez Pelayo”.

“El Abate Marchena estuvo presente en la Revolución francesa y en todas las salsas de su época”, sintetiza Díaz Pérez. En París frecuentó los salones literarios, llegó a ser un líder y estuvo a punto de ser guillotina­do por Robespierr­e en la época del Terror.

Entre los pasajes más hilarantes de su biografía está el de fabulador de un texto perdido de Petronio con el que engañó a la comunidad literaria de su tiempo. La creación de ese fragmento del Satiricón es una broma erudita y libresca que aquí recrea Calvo Poyato.

Marchena estuvo también en la guerra de la independen­cia como funcionari­o napoleónic­o, fue una pieza central del debate entre el afrancesad­o traidor y el español que quiere traer el progreso a su patria y, finalmente, se convierte en un referente del liberalism­o. “Como funcionari­o clandestin­o ayuda a que pasen esos escritos de Voltaire o Rousseau ocultos en abrigos que lograron atravesar el cordón sanitario de los Pirineos”, prosigue Díaz Pérez.

Un rasgo llamativo del Abate Marchena es la cantidad de visiones literarias que ha inspirado, entre ellas las de Pérez Galdós, Alejo Carpentier, Joan Perucho o la más reciente de Arturo PérezRever­te, que en Algunos hombres buenos subraya sus rasgos más picarescos. Aquí los autores del libro han tenido plena libertad para elegir el ángulo desde el cual abordar al personaje y, por ejemplo, Espido Freire y Alfredo Taján ponen el foco en los salones literarios parisinos que frecuentó Marchena, mientras que Care Santos destaca sus bibliofili­as.

El ensayista e historiado­r literario Alberto González Troyano plantea un diálogo en el limbo entre

La Fundación Lara y el Ayuntamien­to de Utrera coeditan la obra dentro del Año Abate

el Abate Marchena y Menéndez Pelayo, que lo reivindicó en su Historia de los heterodoxo­s españoles.

 ?? MUSEO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA ?? ‘Le dernier banquet des Girondins’ (c. 1850) de Henri Félix Emmanuel Philippote­aux ilustra la portada del libro.
MUSEO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA ‘Le dernier banquet des Girondins’ (c. 1850) de Henri Félix Emmanuel Philippote­aux ilustra la portada del libro.
 ?? MUSEO DEL PRADO ?? Marchena paseó por el Madrid de Carlos III, retratado aquí por Mengs.
MUSEO DEL PRADO Marchena paseó por el Madrid de Carlos III, retratado aquí por Mengs.

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