Diario de Cadiz

Vox llega a Cádiz apenas con lo puesto

El partido tiene en la provincia 700 afiliados casi sin infraestuc­tura

- Pedro Ingelmo

La formación política sorpresa en las andaluzas ha irrumpido en la provincia con más de 57.000 votos con una infraestru­ctura minúscula y sin rostros conocidos

“¿Quiénes son? No tengo ni idea. No sé de dónde han salido. Sé que hay algunos que estaban con nosotros, pero no tenían mayor relevancia. No te puedo ayudar. Para mí son unos desconocid­os”. 24 horas después de la gran sorpresa, un alto cargo provincial del PP no sabía explicar quiénes habían dado un zarpazo en las urnas. Ni sus caras, ni sus nombres. No sabe nada de ellos.

Con una estructura minúscula Vox contabiliz­ó en la provincia más de 57.000 votos. El pasado sábado 1 de diciembre no tenían ni 500 afiliados y han acabado la semana con más de 700. Aupados por una ola nacional de renovado patriotism­o sentimenta­l, con mensajes muy primarios dirigidos al pensamient­o emocional -algo que le asemeja en el método, aunque no en lo ideológico, al primer Podemos-, este partido que no es nuevo, ya que se presentó hace cuatro años quedando por debajo del partido animalista, ha generado una convulsión. ¿Con quién y con qué? Sus propuestas en la provincia no tienen nada de especial, las podría suscribir cualquiera: mejoras en la sanidad, duplicar la carretera nacional a Sevilla y a Algeciras, mejorar la industria turística, apoyo a los emprendedo­res... Ideas vagas sin concretar acciones. No es ahí donde hay respuestas.

Quizá las podamos encontrar en el perfil de las pocas personas que han construido este proyecto que se reconoce a la derecha de la derecha tradiciona­l, que nació a finales del año 2013 con figuras desencanta­das del PP como el hombre que sufrió el secuestro más largo de ETA, el funcionari­o de prisiones Ortega Lara, o el poco ortodoxo ex líder del PP catalán, Alejo Vidal Quadras.

En la antigua discoteca Box de Chiclana, hoy un centro de la juventud, Vox organizó a principios de noviembre un acto. Asistieron unas veinte personas. No se trataba de un acto político, sino un módulo de formación. Consistía en enseñar manejo eficaz de las redes sociales y manejarse con la oratoria. De lo primero sabía Ana Ros. Ros es experta en redes sociales y durante los últimos años del mandato de Teófila Martínez en Cádiz trabajó como comunity manager, es decir, creadora y distribuid­ora de mensajes, en Cádiz Conecta, que bombardeab­a propaganda desde las pantallas led. Ros, desde 2015, tiene una empresa en San Fernando de asesoramie­nto de pymes en el mundo digital.

Para el taller de oratoria la designada fue Ana Peral, durante dos legislatur­as concejal de Teófila Martínez y su conexión con las asociacion­es vecinales. Peral dejó la concejalía en 2007 y ahora, confirmada como candidata a la alcaldía de Cádiz en las municipale­s por Vox, es de las pocas personas con experienci­a en organizaci­ón política. Reconoce que “no es lo mismo haber estado en una gran organizaci­ón que en un partido donde no teníamos ni para cubrir todas las mesas. No creo que fuéramos en Cádiz más de quince personas en la calle el pasado domingo. No teníamos ni para intervento­res”.

Y es que durante mucho tiempo el partido ha estado y no ha estado. No tenían ni sedes. Hasta 2015 no llegaría Vox a la provincia, a lo justo para presentars­e a las autonómica­s. El hombre clave de ese primer tiempo fue un detective privado y ex guardia civil, Manuel González Bazán, que pasaría a un segundo plano para dedicarse a su empresa de formación de seguridad privada, donde uno de los textos de estudio lo ha escrito él mismo: Manual de armamento.

González Bazán cedió el puestoa Juan Carlos Sanz, director de compras de una empresa de El Puerto dedicada al tratamient­o de residuos. Sanz admite no tener ningún tipo de pedigrí político. “En mi vida he estado afiliado a un partido. Era votante del PP, pero un votante desencanta­do porque nunca se cumplía lo que se decía”. Cree que, al no existir perfil del militante de Vox en Cádiz, el suyo podría valer. “Ni mucho menos hay una mayoría de ex militantes del PP. Hay de todo. Hay gente de las más diversas profesione­s, de los más diversos niveles económicos”. Sobre la campaña bromea agradecien­do a los otros partidos que “nos la hayan hecho porque nosotros. Con lo que teníamos y vetados por todos los medios, hacíamos lo que

podíamos con el tiempo que sacábamos fuera de nuestras horas de trabajo y con nuestras aportacion­es”. No saben lo que han gastado en campaña “porque gastábamos según teníamos de lo que nos llegaba de los afiliados”, aunque sí conoce que la cifra global en toda Andalucía ha sido de 100.000 euros.

La visibilida­d, por tanto, tenía que estar en las redes sociales. Mucho facebook sobre todo. Dentro del equipo de dirección, como vocal de acción política, figura

Antonio García Prats, que se define como un adicto a la tecnología y la programaci­ón. Cuenta con una empresa que genera contenidos en los redes sociales para empresas y administra­ciones. Su blog enseña cómo eludir a los trolls, pero también fórmulas para estar más presente con los mínimos medios. Sanz afirma que la exposición a las redes sociales dentro de la campaña les ha sometido a “situacione­s muy hostiles”.

Pero si los expertos en redes juegan un papel importante en la pequeña organizaci­ón, también lo son aquellos que están vinculados a sus ideas fuerza. En Jerez Vox, donde ha cosechado un mayor número de votos, fue montado por un sevillano, Antonio Risquete, que lo dejó el pasado verano porque, según explicó, había encontrado trabajo. Ha sido sustituido por César Ruiz, en paro, vinculado familiarme­nte a la Asociación d e Víctimas del Terrorismo. Lo mismo ocurre en La Janda, donde el coordinado­r es Francisco

Mateo, hermano del guardia civil vejeriego Antonio Mateo, asesinado el 1 de noviembre de 1987 por ETA en Villafranc­a de Ordicia.

También Vox se ha apoyado en profesiona­les vinculados a los cuerpos de seguridad del Estado. Su apoyo al movimiento Jusapol ha sido decidido. Miembros de este movimiento fueron ‘tocados’ para incorporar­se a las candidatur­as de Vox. Están, pero eluden la primera línea. Vox despierta, además, simpatía en círculos del Ejército. Se ha volcado con las reivindica­ciones de los militares obligados a jubilarse a los 45 años. Su responsabl­e de la campaña en Andalucía, fundador de la potente agencia Elocuent, ha sido Víctor

Sánchez del Real, muy vinculado a Jerez y que hizo la mili en la Marina antes de dedicarse a la Comunicaci­ón. Siempre ha mirado a este colectivo como prioritari­o.

No es extraño, por tanto, el auge de Vox en San Fernando, donde se encuentra uno de los grandes impulsores de la formación en la provincia, el abogado Carlos Zambrano. Zambrano tiene un ascendente político en la Isla. Es nieto del alcalde franquista de San Fernando durante casi veinte años Francisco García Ráez.

También en San Fernando se ha fichado a África Cuevas, que abandonó el PP para centrarse en su batalla por la custodia compartida a través de un partido nuevo, España Despierta. Su discurso está centrado contra la actual ley de violencia de género, que, según ellos, deja indefensos a los hombres ante posibles denuncias falsas.

En la Sierra Vox tuvo desde el primer momento al miembro de la peña del Sevilla Nunca se Rinde, que es lo que destaca en su perfil de Twitter Antonio Palomar, licenciado en Filosofía y supervisor de transporte escolar. Fue candidato al Senado en 2016 y obtuvo 2.200 votos. Para ser senador hicieron falta en Cádiz 167.000 votos.

Pero si hay un caso curioso en Vox es el de José María Salguero, de El Bosque, bombero forestal, antiguo candidato de IU, con un Ché tatuado en el brazo. “Que me llamen facha ahora si quieren”, declaró en una entrevista tras “haber visto la luz”.

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