El futbolista multiusos
tratar de vencer la resistencia de un adversario que lo puso muy complicado en su primera comparecencia oficial en el estadio Carranza.
Cada vez que había un cambio de posición aparecía el madrileño de un lado para otro. Se adapta como un guante a las peticiones del técnico y ayer lo demostró una vez más.
El centrocampista arrancó el encuentro escorado a la banda izquierda –en el sitio que suele ocupar en los últimos tiempos Jairo, baja por lesión–, más como un extremo que como un medio y ahí no llegó a sentirse cómodo del todo. No es su lugar natural sobre el terreno de juego aunque él, que nunca se arruga, se hizo notar desde el carril.
Álex apareció más todavía cuando Manu Vallejo pasó a la izquierda y él se colocó en el centro como segundo delantero y tercer centrocampista. Doble función. Desde esa ubicación aumentó su influencia en el juego. Hizo de todo. En ataque y en defensa, con trabajo y calidad, sin dejar en su cuerpo una sola gota de sudor. Sólo le faltó el gol para redondear la faena.
El 8 del conjunto amarillo continuó en el centro, pegado a la delantera, en los albores de la segunda mitad y cuando Cervera quiso dar un giro a un partido que no iba por buen camino, Álex se movió a la derecha, la tercera posición que ocupó durante el partido. Fue cuando entraron José Ángel Carrillo y Dani Romera en el tramo definitivo.
Cuando parecía que pelirrojo se iba a mover hasta el final ese sitio, el ingreso de Ager Aketxe en el campo provocó una vuelta de tuerca más al pasar el madrileño a la izquierda. Allí empezó el partido y allí lo terminó después de desarrollar todo un despliegue de versatilidad, siempre en beneficio del equipo. Y el equipo ganó para prolongar su estado de gracia.
Álex Fernández arranca el partido en la banda izquierda y cambia al centro antes de pasar a la derecha para acabar en el lugar de origen