Diario de Cadiz

River toca el cielo

- Óscar González (Efe)

River Plate, con un gol de Quintero en la prórroga y otro de Pity Martínez en el último instante, cuando Boca ya jugaba con nueve hombres por la expulsión de Wilmar Barrios en el minuto 2 de la prórroga y por la lesión de Fernando Gago con todos los cambios efectuados, se impuso en la final de la Copa Libertador­es por 3-1, logró el título más ansiado y tocó el cielo en Madrid, desde donde partirá hacia el Mundial de clubes para completar un ciclo mágico.

En un partido con poco fútbol, que ni de lejos se acercó al trepidante juego de la ida, River tuvo el carácter para levantar un gol en contra de Boca, que se quedó sin recursos tras la expulsión. Todo se decidió por un golpe de clase de Quintero, el proyecto de gran estrella que nunca alcanza la regularida­d necesaria pero que es capaz de conducir a su equipo a la conquista de cualquier título.

Y es que, impresiona­dos por el escenario, la trascenden­cia del duelo o el cambio de temperatur­a, River y Boca tardaron más de media hora en entrar en calor, en ofrecer algo más que disputas entre rivales, pierna fuerte y balonazos.

River quiso llevar la iniciativa, pero no encontró la forma de hilar el juego en el centro del campo y Pratto vagó por el ataque sin que le llegase el balón. Boca esperó su ocasión, intercambi­ó de forma constante las bandas entre Villa y Pavón, pero no creó demasiado desconcier­to en el rival. Durante más de media hora, todo el peligro que llegó a las áreas estuvo motivado por errores.

Un mal despeje de Maidana o un fallo de Leo Ponzio en un control junto al área, que ofreció a Benedetto una falta al borde del área, cuyo rechace no fue aprovechad­o por Pablo Pérez (minuto 27), fueron las mejores ocasiones de Boca.

Un par de lanzamient­os desde fuera del área, demasiado desviados pese a no tener oposición Nacho Fernández ni Pity Martínez, todo lo que asustó el equipo de Marcelo Gallardo.

En ese escenario se mueve mejor el conjunto de Guillermo Barros Schelotto, que como en la ida, aprovechó la mejor ocasión al borde del descanso. Fue un pase en profundida­d de Nandez que no llegó a despejar Javier Pinola y que Benedetto –convertido en héroe desde las semifinale­s– transformó en gol, tras regatear a Maidana y ejecutar a la perfección sobre la salida de Armani (minuto 44).

River tuvo más llegada tras el descanso, se acercó al gol con un disparo de Nacho Fernández, ligerament­e desviado, y antes de la hora de juego Gallardo envió al campo a Juanfer Quintero en lugar de Ponzio, en busca de un chispazo del colombiano con el que equilibrar la final.

Los ‘millonario­s’ logran la Libertador­es tras remontar a Boca La expulsión en la prórroga de Barrios, clave

PITY MARTÍNEZ “River es muy grande, es un mundo; les digo a todos que muchas gracias y que los voy a extrañar”

Boca Juniors, que se quedó sin Benedetto en el 61, sustituido por Wanchope, no tuvo reparos en vivir el segundo tiempo cerca de su área, en busca de algún contragolp­e decisivo, pero también expuesto a que algún desajuste lo dejase sin ventaja.

Y éste le llegó a tiempo para cambiar el ánimo del encuentro, para que Nacho Fernández encontrase con un pase al centro del área a Lucas Pratto y el ariete restableci­ese la igualdad.

River, que equilibró en dos ocasiones el marcador en la ida y llegó a Madrid con sensación de injusticia por haber perdido la condición de local, volvía a levantarse y los xeneize a la casilla de salida, con la sensación de

QUINTERO “No pensé más, recibí el balón, busqué el espacio, controlé y pateé; ayer trabajé ese golpe”

que, de nuevo, el título pendía de una acción aislada.

La desperdici­aron los de Barros Schelotto, con un libre indirecto dentro del área por juego peligroso de Pinola (minuto 82) y, con el juego constantem­ente trabado por las faltas, ambos comenzaron a pensar en la prórroga.

Un alargue que, como no podía ser de otra forma en la final más accidentad­a de la historia, aún deparó un nuevo giro a su increíble historia; nada más comenzar, fue expulsado Wilmar Barrios, que se ganó la segunda amarilla por una innecesari­a y temeraria entrada en el centro del campo sobre un inédito Exequiel Palacios.

SIMEONE “Es una pena que fuera en Madrid; el himno cantado por las dos hinchadas fue lo más emocionant­e”

Palacios, que se presentaba en el que puede ser su estadio dentro de poco, no dejó más que algún detalle y fue sustituido por el juvenil Julián Álvarez, poco después.

Boca quedó cada vez más expuesto al talento de River. Y si de talento se habla, nadie mejor que Quintero, el más impredecib­le, capaz de desaparece­r durante muchos minutos o sacar de la chistera un disparo a la escuadra para coronar una gesta que confirmó Pity González a puerta vacía, con el meta Esteban Andrada en el campo contrario, para darle el título a su equipo, para tocar con los dedos el cielo de Madrid y adentrar a su rival en la peor pesadilla.

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JUANJO MARTÍN / EFE Los jugadores de River Plate elevan al cielo del Santiago Bernabéu el trofeo de la Copa Libertador­es.
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