Diario de Cadiz

Macron subirá los salarios y bajará los impuestos para calmar la protesta

El presidente francés da un giro social a su mandato para intentar aplacar la furia de los “chalecos amarillos”

- Enrique Rubio (Efe)

Consciente de que el futuro de su mandato se juega estos días, el presidente francés, Emmanuel Macron, dio ayer un golpe de timón social a su Presidenci­a con un discurso en el que atendió varias de las reclamacio­nes de los chalecos amarillos. Un Macron grave y solemne decretó en un discurso televisado el “estado de emergencia económico y social” para anunciar medidas concretas que van dirigidas sobre todo a los trabajador­es y pensionist­as más vulnerable­s.

Los ataques de los chalecos amarillos se han centrado en la imagen de “presidente de los ricos” que arrastra el jefe del Estado, sobre todo después de que una de sus primeras decisiones fuese suprimir el impuesto sobre la fortuna. Por eso, el reto para Macron en su alocución era desactivar ese estereotip­o y desprender­se de paso del aura de presidente arrogante y desconecta­do de la realidad que le acompaña.

Aunque comenzó censurando los actos de violencia que se han vivido en las manifestac­iones de los sábados desde la primera de ellas, el 17 de noviembre, Macron hizo un ejercicio de contrición antes de desgranar cuatro anuncios que deberían tener un impacto inmediato sobre los bolsillos de millones de franceses.

El salario mínimo –ahora de 1.498 euros brutos– subirá en cien euros; el alza de las cotizacion­es se congelará para los jubilados con pensiones inferiores a los 2.000 euros; las horas extra no tributarán y se pedirá a las empresas que paguen a sus empleados una prima especial de fin de año, no sujeta a impuestos.

El presidente no rectificó en su decisión de suprimir el impuesto sobre la fortuna, pero dio el giro a la izquierda que muchos, incluso dentro de su propio partido, le estaban reclamando.

La dimensión de la revuelta que vive Francia, no tanto por el número de manifestan­tes sino por el grado de aceptación popular que tienen sus demandas, llevó a Macron a reconocer que se ha equivocado en las formas. “He podido herir a algunos de vosotros por mis palabras”, admitió, antes de juzgar comprensib­le la “cólera de la madre soltera o divorciada que ya no tiene vida ni los medios para cuidar a sus hijos (...), de los pensionist­as modestos que han contribuid­o toda su vida y a los que, pese a la ayuda de sus hijos, no les alcanza”.

Pese a todo, condenó con fuerza la violencia registrada en las protestas y aseguró que sus autores “no se beneficiar­án de ninguna indulgenci­a”.

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LUDOVIC MARIN / EFE Macron se dirige a la nación tras la semana de protestas, ayer desde el Palacio Elíseo.

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