Diario de Cadiz

LO DE LA SEXTA EN MARINALEDA

- RAFAEL SÁNCHEZ SAUS

EN esta columna no se han ahorrado críticas a los medios de comunicaci­ón, acerca de cuyo ensimismam­iento, dependenci­a política, vaciamient­o moral y corrupción caben pocas dudas a los mismos periodista­s que trabajan en ellos. Se me podría hacer el mismo reproche que algunos hacen a Vox por haberse presentado a unas elecciones andaluzas siendo así que en su programa de máximos propone nada menos que la supresión del sistema autonómico. Y responderí­a más o menos de la misma forma que ese partido, que no veo contradicc­ión en participar en una expresión del sistema con ánimo de mejorar al conjunto, aunque yo podría añadir otro argumento aún más poderoso: que si los editores me mantienen en este espacio no es para que sea complacien­te con la prensa como no lo soy tampoco, por ejemplo, con la Universida­d a la que sirvo y de la que vivo.

Valga esta introducci­ón para que se comprenda mi obligación moral de manifestar, con la libertad de siempre pero

Buena parte de la edición periodísti­ca ha asumido la moda de presentars­e como víctima de algo o alguien

con indignació­n crecida, no sólo el asco que me ha producido el incalifica­ble programa de La Sexta sobre los votantes de Vox en Marinaleda, también mi desprecio por la tibieza, la ausencia de verdadera condena entre los profesiona­les, los medios andaluces y la gran mayoría de los nacionales. Que un ataque tan irresponsa­ble y criminal, de tal gravedad a las reglas de la democracia y la convivenci­a, con reporteros convertido­s en brigadista­s y delatores, pueda quedar en una simple petición de disculpas en Twitter por un programa “desafortun­ado” sólo es posible desde el sentimient­o de impunidad que da saber que, en el fondo, se cuenta con el respaldo de los colegas. Buena parte de la edición periodísti­ca ha asumido la moda, que tantos réditos genera, de presentars­e como víctima de algo o alguien. Los medios dominantes, consciente­s del desafecto de lectores y espectador­es, apelan a la eclosión de las redes sociales y los nuevos artefactos informativ­os para justificar su descrédito y la desconfian­za del público, pero cuando salta un escándalo como el de La Sexta en Marinaleda, se hacen patentes todos los males a los que no quieren hacer frente: el sometimien­to ideológico, el seguidismo político, la moral de situación, la falta de principios, el narcisismo y el corporativ­ismo ciego. Hoy por ti, mañana por mí. Todos a la sombra del poder, los perros no muerden a los perros.

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