Diario de Cadiz

LA IZQUIERDA LESIONA MI AUTOESTIMA

- RAFAEL SÁNCHEZ SAUS

ANDABA un servidor tan justamente orgulloso de sus dotes de análisis en las últimas columnas que incluso me atreví a solicitar un moderado aumento de sueldo, movimiento cortado en seco por la autoridad en la primera línea de contención. Pero es que me sentía respaldado por mis éxitos: hace dos semanas di con la clave de los que parecían monjiles remilgos democrátic­os de Ciudadanos al pacto con Vox, cuando –como sólo una semana más tarde confirmó El Mundo con datos irrefutabl­es– lo que había eran instruccio­nes parisinas de obligado cumplimien­to. Y la semana pasada, después del documento de las 19 propuestas de Vox, mientras toda Andalucía estaba de los nervios, media anhelando el acuerdo, la otra media temiéndolo, y el éxito de las negociacio­nes parecía en el alero, me permití afirmar con rotundidad que habría Gobierno de la Junta en torno a Moreno Bonilla. Me veía yo, pues, como auténtico gurú de los tiempos “voxonaros” que ya están

Esta izquierda, desde que tuve mi primer contacto con ella, nunca ha dejado de sorprender­me

aquí, disputado por medios y tertulias como mi buen amigo el catedrátic­o Francisco José Contreras, verdadero ideólogo y profeta de la derecha emergente.

En esas felices imaginacio­nes estaba, mas de repente he visto mi crédito arruinado por no ser capaz, en mi irremediab­le candidez, de calibrar suficiente­mente la catadura del socialismo andaluz y de la izquierda cerrilona que arracima en torno a él como la clueca a los polluelos. Había yo previsto también, ya lanzado, una gran reacción de los huérfanos del régimen para el 28-F, y de sus viudas para el 8-M, pero viudas, huérfanos y demás parentela no han podido esperar tanto y ya han dado su primer berrido plañidero a las puertas del Parlamento en pleno entierro y cuando ni siquiera había sido investido el nuevo Presidente. ¿Respeto a la decisión de las urnas? Cuando nos favorece. ¿Cien días de gracia? Ni un minuto. ¿Temor a la opinión? Ni mijita, que para eso somos la izquierda y confiamos en el doble rasero. ¿Miedo al menos al ridículo? Eso nunca, y menos cuando el perol peligra.

Dicen que la capacidad de sorprender­se es garantía contra el envejecimi­ento. El que tienen en la foto de arriba no debe haber cumplido los quince años de edad. Esta izquierda, desde mi primer contacto con ella en las aulas de la hispalense Facultad de Geografía e Historia, allá por los setenta, nunca ha dejado de sorprender­me. Ni de avergonzar­me.

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