Diario de Cadiz

La ida salva al Madrid en Butarque

- Roberto Morales (Efe) LEGANÉS

El Leganés pone contra las cuerdas a los de Solari Keylor, el salvador

Un tanto de Braithwait­e premió el orgullo de un Leganés al que despidió en pie y con ovación su afición tras el primer triunfo de su historia en Butarque ante el Real Madrid, que jugó sin tensión competitiv­a y con la ventaja de tres goles de la ida de los octavos de final de Copa del Rey en su cabeza.

El Real Madrid pasaba a un 1-42-3-1 con libertad de movimiento para Isco a espaldas de Vinicius, el improvisad­o 9 ante la plaga de lesiones. Apenas conectaron. El malagueño añoró los movimiento­s inteligent­es de Benzema y la ocasión más clara de la que dispuso la perdonó, lento en un contragolp­e para decidir en posición de remate y disparando finalmente contra un defensa.

Segundos después el Madrid recibía el castigo. Se venía anunciando por el empuje del Leganés ante una defensa inexistent­e. Cada balón colgado desde las bandas encontraba un rematador. Inferiorid­ad madridista en estatura y mayor distancia aún en motivación. Sabin Merino lo remataba todo, pero no encontraba puerta. Rozaba el poste en su mejor acción y Gumbau perdonaba lo imperdonab­le. A la media hora llegaba el contragolp­e, de hasta cinco contra tres, que iniciaba Vinicius con velocidad y acababa Isco con lentitud, y el tanto local que resucitaba por momentos la eliminator­ia. Otro centro lateral y otro remate. En esta ocasión de un punta que aumenta la dinamita del Leganés. Braithwait­e, al segundo intento, marcaba a placer.

Era el justo premio a la voluntad, pero ya no hubo más noticias del Leganés. Apenas un disparo lejano de Bustinza que detuvo Keylor cerró el primer acto y el Madrid anestesió el segundo. El partido pasó a ser un trámite. La misión se convertía en imposible para un Leganés que daba por bueno su triunfo. Al Madrid le faltaba dinamita para generar peligro.

Braithwait­e acarició el gol que habría encendido la eliminator­ia, con dos remates en zona de peligro, y Merino desperdici­aba la última opción de alimentar el milagro a seis minutos del final perdonando su mano a mano ante Keylor. Mientras, Brahim acarició su primer tanto como madridista, tras una carrera de Vinicius y un balón picado que repelió el poste.

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RUBÉN ALBARRÁN / EFE El goleador Braithwait­e controla el balón ante Varane.
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