Diario de Cadiz

GADITANOS EN LA INVESTIDUR­A

- JOSÉ RAMÓN DEL RÍO

COMO escribo dos colaboraci­ones semanales, una para todos los periódicos del grupo Joly y otra, que se publica exclusivam­ente en Diario de Cádiz, he hecho un pacto conmigo mismo de escribir los jueves de temas de la actualidad política y los sábados, de cosas y gente de Cádiz, porque esa actualidad de la que escribo los jueves no suele procurar muchas satisfacci­ones al que las escribe y menos al que las lee. En cambio, el artículo del sábado, en el que procuro ref lejar recuerdos y personajes de Cádiz, el rememorarl­os me procura satisfacci­ón y espero

que, también, a algunos lectores que así me lo dicen. En el debate de investidur­a solo intervino una gaditana: Teresa Rodríguez, nacida en Rota y que es la portavoz de su grupo Adelante Andalucía, en el que se han coaligado Izquierda Anticapita­lista e IU; esto es, dos versiones de los comunistas, cuyas diferencia­s de ideario serian difíciles de apreciar, incluso para Marx. Teresa convive con Kichi, alcalde de Cádiz –lo de pareja sentimenta­l me parece una cursilada y lo de novia o compañera, es poco descriptiv­o- que es un hombre simpático y agradable al trato y del que espera un hijo. A ella no la conozco y quizás que por su estado de buena esperanza, no triunfó en el debate.

Claro es que menos brilló la que ya es ex presidenta de la Junta. Teresa había preparado una intervenci­ón demasiado larga para

el tiempo de que disponía y ello le hizo apresurars­e en su exposición, con el resultado de que la acabó indispuest­a. Su parlamento no fue mejor en cuanto al fondo, porque utilizó todos los tópicos habituales, que por repetidos no despiertan la atención. Su compañero de coalición, Maíllo, la miraba con sorpresa, cuando él, en mejor forma física, podía haber asumido la tarea.

Los 5 puntos de su intervenci­ón (en alusión, quizás a que los exponía en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del parlamento) no tenían originalid­ad. Invocar a Franco, muerto y enterrado hace más de 40 años es un mantra de la izquierda, que no asusta a nadie y menos que el fantasma de Sor Ursula, que se pasea por el establecim­iento. Igual que invocar a los ricos, que considera son el 0,7 % de la población, o la entrega a la extrema derecha o considerar que no hay cambio, sino reacción. Lo único que tuvo originalid­ad es lo de que los ricos tienen corbatas muy grandes y corazones muy pequeños, que repitió en varias ocasiones, como una colegiala y que impedía tomárselo en serio. Vales mucho, doña Teresa, pero no se puede ser todo al mismo tiempo: gestante y activista revolucion­aria.

Teresa preparó una intervenci­ón demasiado larga y ello le hizo apresurars­e con el resultado de que acabó indispuest­a

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