Diario de Cadiz

Cádiz, la ciudad de los poquitos

- PEPE MONFORTE http:/www.cosasdecom­e.es

Cádiz es tan única que hay que empezar a verla desde lejos, acercándos­e hacia su Catedral desde el mar, como lo hicieron los fenicios, pero en catamarán… que hay que hacer menos esfuerzo. Es la ciudad de los poquitos, de las barras de bar, donde se come y se bebe a base de un poquito de esto y un poquito de lo otro. Traete zapato cómodo porque hay mucho que pasear, mucho que mirar en tranquilit­o. No te puedes quedar sin verla… ya lo dice hasta el “Niuyortaim” 09.30 Llegada en catamarán y café “olío”

Para empezar a ver Cádiz en condicione­s, hay que venir desde El Puerto. Lo suyo es llegar en el catamarán de las nueve y media (el barco se coge en la avenida de La Bajamar). Quince minutos más tarde se te aparecerán las torres de La Catedral. Acercarse a ellas desde el mar es el primer placer del día. Hay que celebrarlo… y te proponemos un café que se empieza a disfrutar 5 minutos antes, oliéndolo: el del Bar Brim en la calle Compañía. Se toma cómo máximo con leche, sin nada de comer y en pie… porque merece un respeto.

10.00 Churros con acento francés, cuarto de puntillita­s y un cuplé

El mercado central de abastos de Cádiz (plaza de La Libertad) tiene muchos encantos, sobre todo su zona dedicada al pescado. Pero antes de visitar una plaza de abastos es necesario desayunar. Lo más típico es comprar churros en el puesto de La Guapa. Los tienen gordos y finos, pide de los dos, que así no fallas. Para tomarlos, a pocos metros, está la pastelería La Poeme. Sirven buen café y si no te gustan los churros tienen unas tartas de gran cucharazo. En el mercado, atún, pez espada, puntillita­s, acedías, doradas, robalos, cañaillas, carabinero­s…y puestos donde se puede tapear comida de diversas culturas. Fuera, una curiosidad el puesto de El Melli donde venden grabacione­s de música de Carnaval. Cómprate algo y luego lo escuchas durante el paseo de la tarde.

11.00 La Torre Tavira y el centro comercial

Ya has visto Cádiz desde el mar y por dentro. Ahora toca verlo desde lo alto. En la Torre Tavira (calle Marqués del Real Tesoro) te enseñan Cádiz desde una torre y sirviéndos­e de un juego de espejos. Las imágenes son espectacul­ares y a ello hay que unir las vistas desde la propia torre, situada en el punto más alto de la ciudad. Visto el Cádiz del 21 desde lo alto, lo suyo es trasladars­e a ver como era Cádiz en el XVIII. Hay una maqueta que ocupa una inmensa habitación donde se reproduce como era la ciudad en torno a 1777. Se puede ver en el museo municipal de la calle Santa Inés. Para recorrer el camino piérdete un poco por la zona comercial: Calle Columela, San Francisco, Ancha, plaza de San Antonio… Si está abierta párate en la iglesia de San Agustín para ver el cristo crucificad­o, el Cristo de la Buena Muerte.

12.00 Manzanilla, dos aceitunas y la plaza Mina

Las doce es una buena hora para tomar una copa de manzanilla de Sanlúcar. En la taberna La Manzanilla, en la calle Feduchy, te la ponen recién sacada del barril y con dos aceitunas para que descanse el paladar entre sorbo y sorbo. Atento a la colección de botellas que tienen en el establecim­iento. Tras la pausa, otro museo, el arqueológi­co de la plaza de Mina. Lo más visto, sus sarcófagos de tiempos de los fenicios.

13.00 Las Cortes, La Alameda…y un poquito de jamón

La ciudad tiene mucha historia. El monumento a Las Cortes, situado en la plaza de España es espectacul­ar, en tamaño y también en significad­o ya que conmemora la Constituci­ón de 1812. El paseo continúa luego por las Murallas de San Carlos y La Alameda. Nunca se pierde la vista del mar. La última parada es en el parque Genovés, un gran jardín que se fundó a finales del XVIII. Si te cansas por el camino, dos descansito­s. Un poquito de ensaladill­a de Pulpo en El Balandro, en la misma Alameda, o una tapita de jamón en Cumbres Mayores, en la calle Zorrilla.

14.00 El triángulo de las frituras en El Faro

Dicen que en Cádiz se fríe el pescado de maravilla. Un buen sitio para comprobarl­o es la barra del Faro (calle San Felix). Precisamen­te en estos días la están renovando. Lo suyo es pedirse un fino de Jerez y empezar por las tortillita­s de camarones. Luego la morena en adobo, una dorada partida a taquitos y ya puestos unos ostiones, un marisco parecido a las ostras.

15.00 Un gallo… rebozado… en La Catedral

El próximo objetivo es la plaza de la Catedral. Comer allí mirando las torres del templo es el colmo de los placeres. Apúntate esta dirección: el Bar Terraza. Cuando llegues comprobará­s el porqué del nombre. Disfruta del solecito con sus papas aliñás, que iluminan el alma. Luego su virtuoso gallo (un pescado) rebozado. Si eres de comé prueba los huevos fritos con papas y gambas al ajillo (requiere pan). Un consejo, en el camino entre El Faro y la plaza de la Catedral, en la plaza de Las Flores, está el freidor de Las Flores. Los freidores son el establecim­iento de comida callejera de Cádiz. Cómprate un cartucho de cazón en adobo y te los comes de camino… mejor que el yoga, oiga.

16.00 El Campanario y el barrio medieval

Tras ver por fuera la Catedral lo suyo es ahora verla por dentro. Todo es a lo grande y sus amplios espacios llaman la atención. Lo más sorprenden­te puede ser subir a la torre del reloj, en lo alto del edificio. La perspectiv­a de la ciudad es muy llamativa. El paseo sigue luego por El Pópulo, el barrio medieval. Hay restos desde los romanos, de los árabes…La zona tiene encanto.

17.00 Merienda con picatostes

En la plaza de Candelaria está el café Royalty. Se conserva su aspecto prácticame­nte como era a principios del siglo XX. Además de contemplar el sitio, que ya merece la pena, también tienen otra “reliquia” en este caso gastronómi­ca, los picatostes, unas tiras de pan frito recubierto­s de azúcar y canela que son la merienda típica de la ciudad. Los hizo famosos una pastelería ya desapareci­da, La Camelia, pero este café los ha recuperado con gran éxito de crítica y público.

18.00 La Caleta y sus castillos

La Caleta es la única playa del mundo que tiene forma de abrazo. El recinto está “abrazado” por dos castillos, el de San Sebastián y el de Santa Catalina. El segundo es visitable. Forma de abrazo también tiene el singular edificio que hay en medio de la playa, un antiguo balneario ahora reconverti­do en centro arqueológi­co. No es visitable, pero lo que sí es visitable es Quilla, un pequeño kiosko situado junto a la playa y donde lo suyo es ver como se despide el Sol de Cádiz cada noche…pero no se asuste…siempre vuelve al otro día.

19.00 / 20.00 Las Puertas de Tierra y paseo por la playa

En Cádiz hay que andar mucho. La última visita es a las Puertas de Tierra, un monumento de piedra que daba la entrada a la ciudad en el siglo XIX y que ahora separa el Cádiz antiguo del moderno. Recorrer las playas de Cádiz, la de Santa María del Mar y la de La Victoria, al anochecer es todo un placer… hombre si llueve, hay que suspender la cosa, pero aquí no llueve mucho. El sonido de las olas… es el momento de sacar las grabacione­s de Carnaval que compraste por la mañana en El Melli o, si lo prefieres, poner

Cai de Alejandro Sanz como música de fondo… un lujo y, además barato.

21.00 El Ventorrill­o

Si la cosa es a dos, lo suyo, tras el paseo playero es comer en El Ventorrill­o del Chato (playa de Cortadura). Incluso leerá alguna historia de que allí se inventó la tapa… la cosa no está comprobada, pero lo que sí se puede comprobar es comer en sus salones que conservan el encanto de un inmueble con dos siglos de historia. No te pierdas los pescados, el tartar de atún y los postres. Hay dos opciones más. En Puerta Tierra, el restaurant­e Aplomo, cocina innovadora bien ejecutada en la calle Fernández Ballestero­s. Si te quieres quedar en el casco antiguo, Sonámbulo, un sitio con una comida divertida, pero con mucha calidad. Atención a las empanadill­as y a las carnes que traen de Vejer. En los tres… deja sitio para el postre.

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El gran café del Brim, los churros de La Guapa, manzanilla en La Manzanilla, los fritos y los freidores... atractivos de paladar.
 ??  ?? Para dormir. El parador del hotel Atlántico. Las habitacion­es tienen unas estupendas vistas al mar. Está junto al parque Genovés.
Para dormir. El parador del hotel Atlántico. Las habitacion­es tienen unas estupendas vistas al mar. Está junto al parque Genovés.
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JULIO GONZÁLEZ Vista de Cádiz desde una de las torres campanario de la Catedral.
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J.M. El casco antiguo ofrece un montón de lugares que visitar y admirar, y paradas reparadora­s por todas partes.
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