El grupo causó a la joven de Pozoblanco un “daño devastador”
Un forense describe un estrés postraumático por “circunstancias de muerte o violencia sexual”
Los supuestos abusos sexuales de cuatro miembros de la Manada de Pozoblanco el 1 de mayo de 2016 afectaron a la chica “de una forma devastadora”. Así lo explicó ayer la psicóloga que la ha asistido desde entonces, quien detalló en la tercera sesión del juicio que esta experiencia “ha condicionado su vida”. La experta habló de “situaciones de hiperalerta”: “No quería salir en las redes sociales, cuando veía películas en las que aparecía una escena sexual se le desencadenaba un rechazo por una reexperimentación de la situación, se escondía con gafas o gorro”. La psicóloga se refirió a una “revictimización muy cruel” a lo largo del tiempo.
También reconoció a la víctima en dos ocasiones un forense del Instituto de Medicina Legal de Córdoba. El diagnóstico fue un trastorno de estrés agudo, que posteriormente se moduló a un trastorno por estrés postraumático, que suele asociarse a “circunstancias de muerte, lesiones graves o violencia sexual”. El forense relató que, después de los sucesos, ella llegó a hacer “una vida normal, aunque con cierta preocupación”. La patología surgió al mostrarle la Policía Foral el vídeo. Entonces, se situó “en un contexto en el que su integridad se vio amenazada y sintió un atentado contra su libertad sexual”.
También declararon ayer los agentes de la Policía Foral de Navarra que iniciaron la investigación. El instructor de las diligencias ha narrado cómo a raíz del examen de los teléfonos por la violación de los Sanfermines aparecieron diversos vídeos y, en septiembre de 2016, encomendó a un agente que los cotejara porque en algunos se veía sólo la parte inferior de los procesados, como “zapatillas” y “penes”. Entonces aparecieron posibles “nuevos ilícitos”: los vídeos de los supuestos abusos en Pozoblanco.