Iglesias tira del carro de Sánchez para que se pliegue ante ERC
● El líder de Unidas Podemos anima al socialista a aceptar la negociación que le exige ERC para posibilitar su investidura ● Casado echa leña al fuego del conflicto catalán por Europa
Pedro Sánchez se está metiendo en un callejón sin salida, entre dos aguas bravas.
Por un lado, la derecha, que mantiene el bloqueo atado y bien atado, al rechazar de plano su investidura, aunque Pablo Casado le brinda acuerdos puntuales sobre cuestiones de Estado que hagan posible la gobernabilidad, mientras los empresarios apuestan de forma apenas velada por un replanteamiento de la posición socialista tras su súbito volantazo a raíz de las elecciones generales del 10-N.
El líder del PP muestra un espíritu colaboracionista, pero sigue echando leña al fuego del conf licto catalán. Desde Zagreb, alertó ayer de que un problema con el nacionalismo en cualquier Estado
de la UE, como el de Cataluña en España, es “un problema de toda Europa” porque el nacionalismo es “puro veneno” que hay que derrotar con los instrumentos del derecho y “sin titubeos”.
Al otro lado, ERC, que se ha erigido como pieza fundamental para el puzzle de una investidura que, por mucho optimismo que se gasten el PSOE y Unidas Podemos, está hoy por hoy en el limbo.
Desde el 10-N, las dos partes han ido cediendo, pero la cuerda sigue muy tensa.
Sánchez ha aparcado la propuesta que venía defendiendo estos últimos meses de penalizar las convocatorias de referéndums ilegales y ha sustituido la expresión “crisis de convivencia, no de independencia” por la “conf licto político”, como proclaman los secesionistas, en línea con la Declaración de Pedralbes que suscribió Sánchez con el president Torra el pasado diciembre.
ERC también ha dejado en la sombra su reclamación de indultos para los que considera “presos políticos” y la de diálogo bilateral entre Moncloa y la Generalitat, pero mantiene incombustible su demanda de una mesa de partidos a nivel nacional. Hasta el punto de que va a hacer de ella el caballo de batalla en su negociación con Sánchez para apoyar de refilón su investidura con una abstención al plantearla como condición insoslayable en la consulta que hará el lunes a su militancia sobre la oportunidad de poner la alfombra del poder a los socialistas.
Fue precisamente la aceptación de una mesa de partidos nivel nacional fuera de las instituciones con la intempestiva figura de un relator –que convulsionó al PSOE, donde se alzaron voces contrarias a encauzar el diálogo sobre el conf licto catalán fuera del Parlamento–, lo que hizo trizas el proyecto de Presupuestos que diseñó Sánchez con Pablo Iglesias durante el verano de 2018 y que abocó a los españoles a la doble convocatoria electoral de abril y noviembre.
Ahora vuelve a estar sobre la mesa. Y el f lamante vicepresidente in pectore del hipotético Gobierno progresista en ciernes ya está tirando del carro socialista. Hay un compromiso de lealtad por parte de Iglesias a Sánchez, pero ello no es óbice para que el líder de Unidas Podemos presione a Sánchez para que acepte esa mesa de negociación que reclama ERC. “El Gobierno asumirá el diálogo como un eje fundamental de su acción política y de esta forma encarará el problema de la plurinacionalidad en España y el diálogo en Cataluña”, afirmó ayer Iglesias después de una semana de mutismo.
Tras decantarse esta vez sin los ambages que exhibió tras el 28-A por la opción de formar Gobierno por la izquierda y despreciando el apoyo envenenado que le ofrece ahora Casado para la gobernabilidad, Sánchez va a tener un gran problema, crítico, de supervivencia política, si finalmente ERC le da la espalda y el bloqueo aboca a los sufridos electores a unas terceras elecciones generales en un año, lo que no hay líder más votado que lo aguante.
Hay un compromiso de lealtad de Iglesias a Sánchez, pero ello no es óbice para presionarlo
Pablo Casado Presidente nacional del PP
Un problema nacionalista en un Estado es un problema de toda Europa”