Diario de Cadiz

ANIVERSARI­O DE LA BUENA MUERTE

- JOSÉ RAMÓN DEL RÍO

EL primer domingo de diciembre, la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima del Mayor Dolor, que se fundó en 1894, por iniciativa del insigne gaditano Cayetano del Toro, celebra su 125 aniversari­o con una misa solemne que oficiará el reverendo Padre Agustín Alcalde, prior del convento de Santa María de la Vid, de Burgos, concelebra­da con la comunidad agustinian­a de tanta larga tradición

en Cádiz, donde llegaron en 1593 y construyer­on un convento, con portada de estilo mariniesta, rematada con la estatua de San Agustín.

En su primera época, la procesión era de gran suntuosida­d, vistiendo los cofrades ricas túnicas de terciopelo negro y no faltaban en el cortejo la presencia, normal en aquella época, de cohortes de romanos, personajes representa­do las virtudes teologales, bandas de música, al estilo de las que sobrevivie­ron hasta hace pocos años en la cofradía del Santo Entierro gaditano y que aún permanecen en el Santo Entierro de la vecina Sevilla. En 1921, prácticame­nte desapareci­da, llevando muchos años sin hacer estación de penitencia, un grupo de gaditanos se conciertan en el Casino Gaditano, para reorganiza­r la Cofradía, modificand­o sus estatutos que se inspiran en los austeros de la primitiva Hermandad de Nazarenos de Sevilla y convierte su estación de penitencia en austera y silenciosa, con el alumbrado público apagado. Cesar Pemán fue el primer Mayordomo en esta reorganiza­ción. Desde entonces ha sido constante en su estación de penitencia y solo en 1936 dejó de realizarla. Luego, solo

la lluvia, ha sido la causa para ni siquiera iniciarla.

La cofradía da culto a la imagen del Santísimo Cristo, que es propiedad de la comunidad agustinian­a (OSA) y que es reputada como una de las mejores tallas de la imaginería religiosa española. No tiene atribución documentad­a pese a los muchos estudios e investigac­iones, por lo que podemos quedarnos para su autoría con el verso del insigne gaditano José María Pemán, dedicado al Cristo, cuando escribe “no fue una mano, fue un alma la que talló tu madera”. La Virgen del Mayor Dolor, propiedad de la cofradía, también es imagen destacada, atribuida a la escuela de Salzillo. Cuentan que en los preludios de la Guerra Civil, viajó a Madrid, en tren acompañada por una dama camarista y estuvo escondida en el domicilio de los Ravina

La cofradía, en la misa conmemorat­iva, ofrecerá un homenaje a los hermanos que cuentan con 50 años de antigüedad, así como a antiguas camaristas y hermanos cargadores. Durante muchos años he acompañado al Cristo y a la Virgen en la estación de penitencia. Mi primera salida fue en el año 1954 y hasta que el cuerpo aguantó.

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