El barrio que linda con una base naval y con una zona industrial

Durante muchos años, nuestros mayores llamaron ‘coche Puntale’ al transporte que unía el casco histórico de Cádiz con el extramuros de la ciudad. Ahora, dicen con guasa en el barrio, “ya no es ni ‘coche Puntale’ porque la parada la han pasado a la explanada”. Barrio de pescadores y ahora de gente de edad, hubo un tiempo en que Puntales fue también un barrio con vecinos militares dado la cercanía de la base naval, cuya entrada se encuentra atravesando en su totalidad el barrio, y cuyas tapias colindan con algunas de las calles de la zona.

La otra linde es la de la Zona Franca, el complejo industrial visible desde el barrio y desde el que, por ejemplo, se podía escuchar ayer mismo por la mañana el ruido que producía la actividad en la harinera, que sigue funcionando como una de las industrias esenciales.

Mientras, el barrio la calma se traslada a las pistas deportivas y al pequeño parque infantil que colinda con ellas, vacías en estos días de coronavirus y por las que se esperan que los más pequeños del barrio vuelvan a jugar en cuanto se vaya acabando el confinamiento, un final que todos vislumbramos aún bastante tarde. Pero la concienciación de los vecinos de Puntales parece firme, también la de los niños, como confirma un cartel pegado en la ventana de una vivienda, visible desde la calle, con un dibujo infantil y una frase sencilla y concluyente: “Quédate en casa”. El barrio, además, no pierde de vista su historia, coronada por el pequeño castillo que sirvió de defensa de la ciudad frente a los ataques de las tropas francesas que se encontraban concentradas en el Trocadero, ya en Puerto Real. Sus esquinas siguen recordando aquel episodio que también trajo consigo un confinamiento.