Disquisiciones vaticanas
● Posibles escenarios que pueden presentarse respecto a las procesiones de Semana Santa avaladas por Roma ● Todo apunta a que García Requejo será ‘reelegido’ pregonero para 2021
EL mismísimo Vaticano le ha abierto una puerta trasera a las procesiones de Semana Santa. El decreto de la Congregación para el Culto Divino que tanta sorpresa generó y polémica ha causado ha puesto en las azoteas de los obispados una pelota que tendrán que rematar en los próximos meses los obispos. Roma llega a proponer los días 14 y 15 de septiembre (fiestas de la Exaltación de la Cruz y de los Dolores de María, respectivamente) como posibilidad para sacar esas procesiones suspendidas en abril; pero será Rafael Zornoza quien disponga qué va a ocurrir en Cádiz. Entre otras cosas, porque 14 y 15 es lunes y martes, con lo que tiene pocos visos de ser la fecha elegida.
Varios son los posibles escenarios que pueden darse en base al decreto de Roma y su guiño a las cofradías de Semana Santa.
El primero y más drástico sería, directamente, la no atención a la posibilidad que plantea Roma y, por tanto, la no convocatoria de ningún tipo de procesión ni en septiembre ni en ningún otro mes una vez supere España la situación actual de alarma. Algo que mantendría en blanco el calendario de procesiones extraordinarias que, al contrario de lo que viene ocurriendo estos últimos años, precisamente este 2020 no tiene nada previsto.
El otro escenario es que haya procesión, o procesiones. Lo que, a su vez, abriría la puerta a múltiples posibilidades. Entre otras cosas, porque Don Rafael tendría que decidir si las procesiones se celebrarían en todas las localidades de la diócesis, porque las de Semana Santa se han suspendido en todos los rincones, no sólo en la capital; o si, por el contrario, vuelve a plantearse una única procesión diocesana que tuviera como localización las calles de la capital.
Las posibilidades hablan o bien de un evento magno, que congregaría un número que habría que determinar de pasos y que habría que definir también si estaría formada esa procesión por imágenes cristíferas o por advocaciones marianas; o bien se puede plantear también un gran evento religioso festivo que sea presidido por alguna imagen en concreto que sea representativa (como la Patrona, el Nazareno, o similar) y que al término de esa celebración religiosa vuelva a su templo en procesión.
Por ahora Obispado y Consejo se limitan a señalar que la atención en este tiempo presente está puesta al completo en la epidemia del coronavirus y en la atención de tantos afectados que está dejando, tanto en lo relativo a la salud como en cuestiones sociales, económicas y de empleo. Ya tendrá Zornoza -y sus asesores cofradieros- de dirimir estas disquisiciones que el Vaticano ha dejado en su azotea.