Ha llegado para quedarse
Hace unos meses nos fuimos enterando que en Wuhan (una ciudad china), habían aparecido unos problemas virales que aconsejaban el confinamiento para evitar su contagio y propagación, dado la virulencia del mismo. Con el paso de los días la cosa se complicaba y poco a poco nos dimos cuenta, casi sin querer, del desastre que estaba por caernos encima. La declaración de una pandemia y sus consecuencias. Las autoridades aconsejaban las mascarillas, pero de forma vaga, no había todavía conciencia del potencial que escondía el Covid-19 y la sanidad no estaba preparada para esta avalancha.
Al día de hoy, la pandemia continua, y la única defensa que tenemos son las mascarillas que hay que ponérselas sí o sí para evitar su contagio y una multa. Hay personas que hacen caso omiso a esta advertencia sanitaria sin detenerse a pensar en sus consecuencias, sobre todo la juventud. Se está viendo de forma generalizada y en cualquier lugar de ocio aglomeraciones de personas no ya sin mascarillas, sino pegados unos a otros con el peligro que eso supone para ellos y su entorno, el nivel de contagios en estos casos es exponencial. Los partidos políticos en vez de arrimar el hombro y remar en el mismo sentido, olvidando siglas, solo saben poner palos a las ruedas cuando es un tema de todos y tenemos que estar implicados desde el primero al último. Esto no ha hecho más que empezar, se está viendo diariamente en las noticias que nos llegan, vienen tiempos muy difíciles. Cuando salga la dichosa vacuna esperemos alivie en parte esta situación y podamos respirar algo más cómodo. Pero a pesar de todo, este coronavirus seguirá entre nosotros bastante tiempo y nos iremos acostumbrando a su presencia, al temor de que esta agazapado y en cualquier momento puede saltar y contagiarnos, o sea, a convivir entre nosotros. Es lo que toca en este mundo global.