La mascarilla será obligatoria en Madrid y Ayuso anuncia una polémica cartilla Covid
La Comunidad de Madrid declaró obligatorio el uso de mascarilla en todos los espacios, abiertos o cerrados, no permitirá grupos de más de diez personas en terrazas o en reuniones al aire libre o en el interior, obligará a las terrazas y centros de ocio a cerrar a las 01:30 y registrará, con DNI, a los clientes de estos establecimientos para facilitar los rastreos si hay un positivo. Así lo anunció la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante la presentación de la Estrategia de continuidad del Covid-19, para intentar evitar los rebrotes de la enfermedad.
Entre las medidas anunciadas Ayuso señaló que el uso de las mascarillas será obligatorio para mayores de 6 años desde mañana en todos los espacios, con independencia del mantemiento de la distancia interpersonal. En las reuniones en el interior o al aire libre (parques, terrazas o parcelas particulares) se limita el número de personas a diez como máximo, y se recomienda que en los domicilios y reuniones privadas se mantenga este mismo límite. En el ámbito de la hostelería y el ocio nocturno, se limita también la afluencia de personas a un máximo de diez en torno a una o varias mesas.
Una de las medidas creó polémica. Ayuso pondrá en marcha en septiembre un proyecto piloto de cartilla Covid, similar a una cartilla internacional de vacunación, que tenga réplica en la tarjeta virtual, para que aquellos ciudadanos que hayan pasado la enfermedad y tengan anticuerpos, o se hayan realizado la prueba PCR, tengan registrada esa información en la cartilla.
El objetivo es “demostrar quiénes en estos momentos no pueden contagiar ni ser contagiados” y regresen a una “cierta normalidad”, para así “evitar confinamientos”, dijo. Este proyecto suscita dudas, no sólo desde el punto de vista sanitario, sino también por la protección de datos. Poco después de conocerse el anuncio, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, indicó que ningún organismo internacional apoya medidas como esa cartilla, y el virólogo José María Molero subrayó “los riesgos que conlleva”, entre ellos una “falsa sensación de seguridad”.