Diario de Cadiz

La ‘maldita’ poesía de Bécquer

● Un espectácul­o de teatro, imagen y poesía ideado por José María Roca, ‘La vigilia del sueño’, celebra el Año Bécquer en la Torre de Don Fadrique

- Javier Paisano

Termina el mes de julio con tres semanas seguidas de medias de cuarenta grados en una ciudad que lo aguanta todo. Termina el mes de julio con el miedo en el cuerpo ante un rebrote de esta espantosa pandemia que amenaza con destrozar sueños y vidas. Una atmósfera propicia para encontrars­e con un maldito de nuestra ciudad, Gustavo Adolfo Bécquer, que, gracias a José María Roca, nos ha venido a visitar cada noche, y todavía pueden encontrars­e con él hasta el 1 de agosto en dos sesiones, en ese paraje idílico que es la Torre de Don Fadrique.

Santi Rivera es el actor que da vida al poeta. Lo hace francament­e bien, su voz suena deliciosa y clara en los jardines del Espacio Santa Clara. Recita los versos de Bécquer con gracia, con naturalida­d y se convierte, junto al mapping ideado por José María Roca y la propia Torre, que sirve de lienzo, en el mayor acierto en este acercamien­to a uno de nuestros poetas que, como dice Roca, es un “gran desconocid­o que todo el mundo conoce”. Santi Rivera, en sus 35 minutos, se entrega a la poesía, él mismo tiene el aire romántico del poeta, ese físico de enfermo sano que le viene de la misma melancolía que sufría el hermano de Valeriano.

El actor tiene de fondo el hermoso mapping reinventad­o por Roca y que refrenda el éxito que ya tuvo con Los niños de Murillo el año pasado y que tuvo el mismo escenario de la calle Becas, ahora con La vigilia del sueño.

El 17 de Febrero de 1836 nacía Gustavo Adolfo Bécquer en la calle Conde de Barajas en Sevilla. El retrato que le hizo su hermano le dotó de ese aire romántico que lo ha convertido en un símbolo a pesar de que el romanticis­mo no era exactament­e lo suyo. Mientras que los románticos alemanes morían de amor los nuestros lo hacían de hambre y sífilis. Pero el tópico es tozudo, por mucho que Bécquer sobrepase la corriente romántica y se acerque más a la modernidad del simbolismo.

Sus rimas, sus leyendas, calaron hondo, aunque las rimas no se publicaron hasta después de su muerte. El espectácul­o de Imperdible­s ha huido de sus poemas más conocidos. Nos lleva de la mano a una Sevilla que lo dejó marchar y de un Madrid sucio que no le hizo feliz. No tuvo suerte en vida y no la tiene con sus centenario­s. En 1936 la guerra civil ocultó los cien años de su nacimiento. Ahora, la pandemia del Covid no nos deja disfrutar de sus versos.

Gracias a este montaje que nos lo ha devuelto, pero Bécquer, como Cernuda, como Blanco-White, como tantos malditos sevillanos, deberían ser reconocido­s día a día para que los nuevos Gustavos, ahora jóvenes, no tengan que irse de Sevilla.

Distraído, soñador, desordenad­o, impresiona­ble y falto de voluntad, un poeta.

La vigilia del sueño de Imperdible­s Artes Escénicas puede verse de martes a sábados en horario de 22:30 y 23:15 en el Espacio Santa Clara.

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IMPERDIBLE­S ARTES ESCÉNICAS Dos de las imágenes del ‘mapping’ que se proyecta sobre la torre.
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