Diario de Cadiz

“Andalucía era la joya de la corona del mundo romano”

- Alberto Grimaldi

–¿Su libro es la plasmación de que todos los caminos conducen a Roma?

–Una contribuci­ón de los romanos fue el sistema de calzadas por todo el imperio. Sobre ese sistema está trazada la red de autopistas de Europa. Y no sólo todos los caminos conducen a Roma, es que somos romanos, aunque no nos demos cuenta.

–Se lo preguntaba por eso, porque Calamares a la romana está plagado de referencia­s a cosas que nos son cotidianas que tienen un origen romano.

–Vivimos, reímos, amamos incluso insultamos como ellos. Entre las grandes contribuci­ones de los romanos, además de la escena memorable de los Monty Python en La vida de Brian –los regadíos, la educación, la carreteras, el vino, la paz...–, están el latín, el Derecho y el humor. Se reían de todo y de sí mismos. Andalucía es un buen exponente de ello. Era la joya de la corona del mundo romano. Y por tanto a la hora de hablar de los romanos, la mejor forma de hacerlo es, como hacían ellos, con humor. Y riéndose de uno mismo.

–El libro tiene ese tono y algún moderno puede descubrir que el after work lo inventaron los romanos.

–Exactament­e. Inventaron el after work, las food truck, los servicios de comida rápida, las zonas de concentrac­ión de bares. Los romanos vivían en bloques de pisos, de seis o siete alturas. Y como no tenían luz eléctrica, ni cocinas, hacían la vida en los bares. De ahí nos viene la pasión por esos locales y por hacer la vida en la calle. Seamos hipters o no. Son inventos romanos que han vuelto miles de años después.

–Usted que ha pasado por la política...

–Nadie es perfecto (ríe).

–... ¿Reconoció aún algo de los romanos?

–Para bien y para mal somos romanos. En la manera de entender la vida y a nosotros mismos y también en los vicios. Y la política tiene las virtudes y los vicios de los romanos, aunque creo que sí hemos perdido algo, que es la extraordin­aria capacidad oratoria de la política romana. Ahora ya no hace falta convencer para que te voten, lo hacen por disciplina de partido.

–Eso sí que es un cambio negativo, ¿no?

–Claro. Hay alguno más. Para los romanos, los mayores eran claves en su sociedad. O asimilaban que del fracaso podía surgir algo bueno. De Eneas, un derrotado en Troya, nació el Imperio. Nuestra sociedad no tolera el fracaso. Hay una escultura de Bernini brutal en la que Eneas lleva a su hijo de la mano y su padre, enfermo, sobre el hombro. Y en nuestra sociedad acabamos de ver que no es así. Las residencia­s de ancianos son los arcenes de la sociedad. Para ellos los mayores eran clave en su organizaci­ón social.

–Usted fue un senador no muy sénior.

–Fui senador júnior (ríe).

–Esa institució­n veneraba experienci­a y senectud.

–Claro. De ahí viene el nombre, de senex, anciano. Sénior decimos ahora. Tenemos que aprender muchos mensajes del mundo clásico y recuperar algunos valores. Por ejemplo, el matrimonio homosexual, que existía en Roma, ha tardado miles de años en nuestro país. O el divorcio, que era normal en el mundo romano. Hay otras cosas en las que hemos mejorado. Ahora no hay pena de muerte. Lo digo con ironía porque hay muchos países en los que sí existe. Un valor muy importante, que nos traslada a la Roma clásica, es que el progreso no es infinito. Y por muy sólida que pensemos que es nuestra civilizaci­ón, puede desaparece­r. Ha tenido que llegar un virus microscópi­co de China para darnos cuenta que somos muy vulnerable­s. Que nuestro progreso no es infinito, que tenemos que vigilar nuestra civilizaci­ón. Y lo más importante, que nos lo enseñaron los romanos, que ante eso hay que vivir la vida: carpe diem. Ése es el mensaje del confinamie­nto. Me pongo serio y el libro es muy divertido.

–¿Por qué decidió llamarlo Calamares a la romana?

–Porque quería jugar con el humor y que tuviera un título de coña. Y porque siempre he querido entrar en una librería y decir: “¡Una de calamares a la romana!” y que no me echaran.

–¿Nos interesamo­s poco por lo clásico en España?

–España es un gran país. Me siendo muy orgulloso de ser español. Pero creo que hay otros grandes países, incluso mejores que el nuestro: Alemania, Inglaterra, Francia... En todos se estudia más latín que en España. En dos de ellos su cultura no proviene del latín aunque les influyese mucho. Para ser mejores, como ellos, tenemos que estudiarlo más.

–¿Somos más romanos que los italianos?

–Lo somos igual. Pero ellos estudian más latín. Un romano de Hispalis, de Corduba, de Malaca o de Gades que paseara ahora por esas ciudades, quitando la luz eléctrica y los coches, se sentiría como en casa.

–Antes dijo que Andalucía fue la joya del Imperio. ¿Lo dice por el aceite, por el garum o por qué?

–Por eso y por todo. Por sus escritores. Porque el primer emperador romano que hubo de Hispania fue Trajano. Y el siguiente Adriano. Es una muestra de la potencia que tenía la Bética en el conjunto de Hispania y del Imperio. Es un déficit de nuestro país, no haber recuperado estas figuras. O Séneca, que es un gigante de la cultura occidental. Todo eso lo tenemos por explotar.

–¿Recuperare­mos ese esplendor?

–Creo que Andalucía es una tierra espléndida, con una gente y un nivel de desarrollo extraordin­arios. Ahí están los datos, ascendiend­o puestos en todos los rankings. Ahora con un proyecto de un empuje impresiona­nte. Dicho esto, todo se puede hacer mejor. Y para hacerlo en Andalucía, como en España, lo que tendríamos que hacer es estudiar más latín: nos haría más libres y nos ayudaría a conocernos mejor y a tener mejores resultados.

En Alemania, Inglaterra y Francia estudian más latín que en España, para ser mejores deberíamos hacerlo”

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M. G.

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