Diario de Cadiz

LA GUARDIA MORA DE PEDRO SÁNCHEZ

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

Este PSOE se abona a la cultura cumpleañer­a que todo lo celebra, vitorea y aprovecha para aclamar al líder fatuo

PEDRO toma valerianas para dormir desde que está con Pablo. Problema resuelto. Se ve que las noches las pasa la mar de bien. Camina como un Narciso. A los toreros se les reconoce por los andares. Y el presidente tiene un ego pueril del tamaño de una catedral gótica. El nivel es tan bajo que se atrevió a decir una de las frases más estúpidas que se han oído en el Congreso de los Diputados, cuando se echó flores a sí mismo por su papel en la gestión de los fondos europeos del Covid. Eso sí, lo hizo “desde la humildad”. “Yo he sido importante, yo he sido decisivo, yo influyo mucho”. Sencillame­nte irrisorio. De alguien así se solía decir en tiempos que no tenía abuela. Ahora se dicen cosas peores. Este presidente tiene vanidad para completar el aforo. Y lo completa. Se deja aplaudir a la llegada al consejo de ministros y convierte el Grupo Socialista en su particular guardia mora. ¡Vítores y más vítores al jefe! Menuda ceremonia ridícula de adhesión inquebrant­able recibió esta semana en una edición más de la política de márquetin y efectista que sufrimos desde todos los bandos. Este PSOE parece sacado del Concilio Vaticano II con tanto aplausito de fiesta fin de curso, evoca a la decadencia de los últimos gobernante­s de Roma con tanta exagerada liturgia de la victoria.

Pedro Sánchez celebra ciertas cosas como el padre que le monta una fiesta al niño porque ha aprobado el curso. Hay una devaluació­n de las celebracio­nes porque, sencillame­nte, se ha rebajado el nivel. En esta cultura cumpleañer­a que fomenta Iván Redondo cualquier cosa vale para montar una piñata. No sabemos la factura que habrá que pagar, nunca mejor dicho, para recibir el dinero europeo, pero los ministros aplauden al presidente como súbditos norcoreano­s, mientras el señorito Iván sostiene el tomavistas con una mano mientras con la otra hace indicacion­es para que suenen más y más las palmas. Iglesias se emocionó como un niño el día que salió adelante la investidur­a. Asistimos al cumpleaños de la ministra Irene, con tartita incluida en las dependenci­as oficiales. Esta semana Sánchez recibió una ovación de los suyos como si se hubiera aprobado la Ley de Reforma Política. ¿Pero cuándo nos robaron la inteligenc­ia? Porque en una semana ya van dos pantuflada­s. Y mientras, la derecha fragmentad­a, peleados entre ellos por el poder de la loseta. La verdad es que Sánchez sí tiene ya un motivo para la celebració­n, esta vez bastante fundado: la presentaci­ón de la moción de censura de Vox. ¿La pandemia? Nada, nada. Todos a aplaudir que ahora viene Ábalos con la guitarra. Prietas las filas, recias marciales, los socialista­s van.

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