Chipiona
Desde hace cuarenta y siete años, paso los meses de verano en esta población, junto con mi familia. No es necesario decir que los rigores del verano se atenúan con su clima, y el ambiente marinero y la forma de ser de sus habitantes contribuyen positivamente al cambio de ambiente y a pasar unos meses agradables.
Por ser propietario de un inmueble y vivir durante dos meses y medio, aproximadamente, al año, en esta población, pago los mismos impuestos que si viviera durante los doce meses del año.
Como cualquiera puede comprobar, el saldo es bastante favorable para la hacienda municipal. Pero no por ello voy a pedir un trato especial y discriminatorio con respecto a los demás. Esas son las normas y hay que acatarlas.
Pero (ya apareció el pero) vivir soportando malos olores, suciedades y trastornos como estamos viviendo los vecinos de Avenida de Huelva esquina a calle Chapetón, creo que no está dentro de ninguna norma. Contenedores averiados, bolsas por los suelos. Con las prisas de los operarios por recoger los contenedores, no vuelven a situarse en el lugar que les corresponde. No se limpian los contenedores. Tampoco se limpia la acera.
Dicha acera es intransitable y los peatones (incluidos niños) tienen que bajarse y transitar por la carretera con el consiguiente peligro, ya que es un cruce con stop de mucho tráfico.
Las terrazas delanteras de las viviendas de la zona no pueden ser utilizadas por el hedor que se desprende de los contenedores y la suciedad almacenada en suelo y acera. Hace tanto tiempo que no se cortan las hierbas, que algunas pueden alcanzar los cincuenta centímetros de altura.
Pregunto al Ayuntamiento: 1º) ¿Hasta cuándo esta situación? 2º) ¿Por qué esta discriminación? 3º) Los vecinos estamos hartos de quejarnos y protestar: ¿Habrá que esperar a que se convoquen unas elecciones para ver por esta zona (que también es Chipiona) a componentes de la Corporación prometiendo lo que luego no se cumple?
Después de cuarenta y siete años, me da pena y tristeza haber tenido que escribir esta carta, pero aparte de estar en nuestro derecho, nos sentimos discriminados y engañados.