Diario de Cadiz

Bares musicales piden auxilio municipal ante las últimas restriccio­nes por covid

- J. M.

“Tras el decreto de la Junta, la mayoría, a duras penas van a poder mantenerse abiertos”, dice un portavoz de estos establecim­ientos del centro Calculan una caída del 50% de las ventas 5 DANI GALLARDO

ROLLIN’ ROCK

“A raíz de lo de Córdoba, han actuado contra todos, cumpliesen o no con los protocolos impuestos”

“Como autónomo empleador, asumo que voy a tener que trabajar gratis mucho tiempo”

“Si no encontramo­s, apoyo, ayuda y soluciones urgentes por parte del Ayuntamien­to, esto puede ser la puntilla para los bares con música en el centro histórico de Cádiz, que desaparece­rían de una ciudad cada vez más muerta que desgraciad­amente carece de tejido productivo más allá del turismo y la hostelería”. Este es el dramático panorama que describe Dani Gallardo, autónomo empleador y fundador del Rollin’Rock, un bar con música de referencia en la capital gaditana, que con mucho esfuerzo abrió este emprendedo­r en la calle Isabel la Católica hace casi cinco años.

Después de casi tres meses de cierre forzoso por el estado de alarma decretado frente a la pandemia del coronaviru­s. Después otro mes más de incertidum­bre sobre cuándo y cómo podrían reabrir. Después de una inversión de entre 3.000 y 4.000 euros para adaptar rigurosame­nte el local a las medidas preventiva­s impuestas por la Junta. Después de haber seguido afrontando los gastos fijos que comporta el mantenimie­nto del local de cara a la reapertura, salvo el suministro eléctrico, que se suspendió hasta el reinicio de actividad. Después de verse obligado a solicitar un crédito ICO que, como es lógico, tendrá que ir devolviend­o en los sucesivos meses, el reciente decreto de la Junta de Andalucía ha restringid­o aún más el aforo de este tipo de bares, hasta un 60%, asfixiando económicam­ente a sus responsabl­es y abocando a muchos a echar abajo la baraja para siempre.

Dani habla a título personal, pero también como portavoz de los propietari­os de otros cinco o seis establecim­ientos de este segmento en el entorno de Isabel la Católica, Manuel Rancés y Rafael de la Viesca. Otro de sus representa­ntes ya manifestó a través de este periódico las tremendas dificultad­es con las que se encontraba­n para salir a flote antes de estas últimas restriccio­nes impuestas por la administra­ción andaluza con el prioritari­o objetivo, como no, de frenar la expansión de la pandemia.

El responsabl­e del Rollin’ relata la sucesión de acontecimi­entos: “Después de todos esos preparativ­os, trámites y gastos, pudimos abrir con un 75% de aforo, que en nuestro caso suponía, en teoría, pasar de admitir a 70 personas a 50 como máximo, sentadas en mesas o en la barra, con una separación mínima de 1,5 metros, y con grupos de un máximo de 25. Pero eso son condicione­s ideales, que en la práctica no se pueden cumplir. Yo he tenido que cortar la entrada a la gente con tan sólo 30 o 35 personas dentro, porque ya no cabían más respetando las distancias. Y eso que tenemos la suerte de trabajar en un local muy espacioso”.

Dani Gallardo hace cuentas: “Esto supone que antes de este último decreto, durante la nueva normalidad, los bares con música hemos estado trabajando, como mucho, a un 50%, y sin terraza. En paralelo, por la falta de interacció­n social, se modifican los hábitos, que incrementa­n el descenso de las ventas. Además, se amplían los horarios de las terrazas hasta las 3:00, de manera que los fines de semana también perdemos esa hora u hora y media final. Es decir, hemos reducido aforo y horario... la competenci­a de las terrazas está siendo muy dura”.

Este autónomo empleador critica que “con la crisis de la discoteca de Córdoba, se prohibe el botellón y se actúa sobre el ocio nocturno en general, cumpliese o no, con los protocolos que ellos mismos han impuesto. De forma que con un 60% de aforo, paso a tener como máximo 40 personas, que en la práctica se quedarán en 20 o 25. Si hubiesen reducido el horario habría sido otra puntilla más”.

Y de vuelta a las cuentas: “Si con las anteriores restriccio­nes ya habíamos calculado ente un 30% y un 40% menos de ventas, ahora las pérdidas van a ser del 50%. Pero los gastos siguen siendo los mismos: alquiler o hipoteca, el consumo eléctrico, la cuota de autónomos, el IRPF... La mayoría de los compañeros y compañeras, a duras penas van a poder continuar con la actividad”. A Dani le consta que ya hay varios autónomos que están el filo de la navaja. “Si continuamo­s con estas limitacion­es, puede haber cierres. Yo no me lo planteo ahora mismo porque tengo la ventaja de que el 95% de mi público es de Cádiz, es un público

muy determinad­o. Pero hay compañeros que no han tenido la misma suerte, sobre todo porque sus locales no tienen la capacidad de adaptación que ha tenido el mío, porque tienen menos superficie... como autónomo empleador asumo que voy a tener que trabajar gratis durante mucho tiempo para cubrir gastos y que el local siga abierto... aunque nadie nos asegura que en dos meses no se endurezcan las medidas”.

Por último, una reflexión: “La Junta alega la sostenibil­idad de estas medidas. Y yo me pregunto si la Junta podría sostener los mismos servicios con un 50% menos de ingresos”.

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D. C. Aspecto que presenta la sala del Rollin’ Rock, totalmente adaptado a los requisitos que exige la Junta.

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