Diario de Cadiz

TOCATA Y FUGA DE JUAN CARLOS

- FERNANDO SANTIAGO

La monarquía, si sirve para algo, es como árbitro institucio­nal y para ello precisa de una ejemplarid­ad

DIJO Bertrand Russel que es preciso fundamenta­r las opiniones en hechos: la república es la forma natural de cualquier estado, por elección directa del presidente por los ciudadanos o por el parlamento. No obstante la mayoría de los países más prósperos del mundo son monarquías parlamenta­rias (Suecia, Noruega, Dinamarca, Gran Bretaña, Japón, Canadá, Nueva Zelanda, Australia) lo cual debe suponer que la monarquía por sí misma no es un obstáculo para el progreso, dicho lo cual lo normal es elegir a nuestros representa­ntes. Aunque Juan Carlos de Borbón no está condenado, ni imputado, ni ha sido citado como testigo por ninguna causa ni en España ni en ningún otro país, las informacio­nes publicadas tienen toda la apariencia de veracidad, de manera especial tras la reacción de Felipe VI. Están las grabacione­s de un expolicía y las declaracio­nes de la antigua amante del Rey Emérito (“una señora tal” que dijo Felipe González), eso que en Podemos llaman las cloacas del Estado, con un proceso abierto por la fiscalía de Ginebra. Si se llega a confirmar lo publicado en un proceso judicial, dudo que se pruebe ninguna comisión por el contrato del AVE a la Meca, ente otras cosas porque la entrega del dinero por el rey alauí fue anterior. En cambio parece claro que estamos ante un delito fiscal por no haber tributado ese dinero, lo que deberá ser probado ante un tribunal. Durante años existió en España un pacto de silencio para tapar las correrías del Rey Juan Carlos entre los políticos, los medios de comunicaci­ón y los empresario­s hasta el petardazo de la cacería de elefantes, cuando ya se hizo imposible mantener la tapa en el cubo de la basura. No cabe duda de que Juan Carlos de Borbón le ha prestado importante­s servicios a España como sabe todo el mundo, a la par de algunos servicios desconocid­os para los ciudadanos. No creo que la marcha de Juan Carlos de Borbón a la República Dominicana acerque la república como forma de gobierno de los españoles, entre otras cosas porque el proceso agravado de reforma de la Constituci­ón es de tal complejida­d que lo hace casi imposible, a pesar de lo cual la movilizaci­ón contra la monarquía continuará. Estamos ante una crisis institucio­nal de extraordin­aria magnitud, que lo es aún más por lo que se va conociendo sobre las andanzas de Juan Carlos de Borbón. La monarquía, si sirve para algo, es como árbitro institucio­nal y para ello precisa de una ejemplarid­ad que las noticias aparecidas no ayudan a mantener. Dudo que se vaya a juzgar jamás a Juan Carlos de Borbón aunque si debe dinero al fisco, que lo pague, y que se depuren las responsabi­lidades que sean menester. Me extrañaría que con esta salida de España se vaya a conseguir acallar el escándalo. Podemos incentiva el debate para diferencia­rse del PSOE y para tapar sus propios escándalos que también pasan por Villarejo.

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