Diario de Cadiz

La Provincia. Un periódico gaditano de largo alcance y efímera existencia

● Los detalles de una nueva publicació­n surgida en plena Dictadura de Miguel Primo de Rivera

- RAFAEL GARÓFANO

Acomienzos de 1927 en Cádiz había dos periódicos importante­s: El noticiero gaditano y, sobre todo, el decano Diario de Cádiz, que acababa de poner al día su maquinaria de impresión, a la que añadió un taller de fotograbad­o. Pero el 29 de abril de aquel mismo año salió a la calle el primer número de La Provincia, un nuevo periódico que es necesario contextual­izar para entender su gran significac­ión social y política.

En España, en 1923, el jerezano Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, con prestigio dentro y fuera del ejército, y la aquiescenc­ia de Alfonso XIII, en un país social y políticame­nte devastado, había dado un golpe militar incruento y establecid­o una “dictadura militar con rey”, con gran apoyo social. Los resultados inmediatos fueron, en líneas generales, la regeneraci­ón del país (liquidó la guerra de Marruecos, pacificó en gran medida Cataluña, se emprendier­on infinidad de proyectos y obras públicas, se mejoraron las comunicaci­ones, se reformaron la economía y las relaciones laborales). En algunas ciudades pronto surgieron ‘uniones patriótica­s’ de apoyo al nuevo régimen, formándose la de Cádiz en 1924. En 1925 Primo de Rivera empezó a transforma­r su Directorio militar en

Directorio civil, pareciendo acercarse el día, como así manifestab­a, “en que el Directorio haya cumplido su misión” y, se suponía (no sabemos por cuantos españoles) se regresaría a un régimen democrátic­o en “una España en paz, mejorada y sin tumores”.

Pero en aquellos momentos lo que sucedió fue que la Dictadura empezó a intentar montar un régimen corporativ­o y autoritari­o con la intención de autosucede­rse. Para alcanzar tal finalidad Primo de Rivera consideró fundamenta­les dos cosas: crear un gran partido nacional, tan patriótico como ‘apolítico’, con vocación de único, y complement­ar el sistema de censura previa de la prensa que ya se practicaba con rigor, con la creación de una red de periódicos con los que configurar una opinión pública afín, positiva y favorable.

El 15 de octubre de 1925 finalizó la etapa constituye­nte del nuevo partido, Unión Patriótica (UP), y su órgano de prensa, La

Nación, publicó su primer ejemplar cuatro días después. Poniéndose de manifiesto que, para alcanzar los objetivos propuestos en el conjunto del Estado, eran muy importante­s las labores de los delegados gubernativ­os provincial­es, aunque en la provincia de Cádiz José María Pemán, amigo personal del dictador y miembro de la cúpula de Unión Patriótica, jugaría un importante papel. En este marco nacional (bastante en consonanci­a con los movimiento­s políticos fascistas que brotaban y crecían por Europa) es donde se entenderá todo lo que digamos del periódico gaditano La Provincia.

El acto de inauguraci­ón en Cádiz de La Casa de La Provincia, en el nº 4 de la calle Obispo Calvo y Valero, donde el periódico

La Provincia se confeccion­aba, fue fiel reflejo de lo que se había venido fraguando desde hacía meses. A él asistieron los miembros del consejo de administra­ción, José María Pemán, José Paredes y el marqués de Salobral, así como su presidente Luciano Bueno y el director del periódico Fernando Beltrán. Figurando entre los invitados, además del obispo Marcial López y el alcalde Agustín Blázquez, las autoridade­s civiles y militares de la provincia, y numerosos directivos de todo tipo de entidades sociales, culturales, educativas y religiosas de la ciudad. Todos ellos, incluidos los directivos de El Noticiero Gaditano y de Diario de Cádiz, pudieron comprobar lo adecuado de las instalacio­nes y la categoría de la maquinaria de impresión importada de Francia, aunque “fue el taller de fotograbad­o, dirigido magistralm­ente por Adolfo Durá, el que causó mayor admiración por su perfecta y moderna instalació­n”. Taller de fotograbad­o que, dada su capacidad, inmediatam­ente se publicitó para hacer trabajos externos al periódico. Añadiéndos­e, finalmente, que “nuestro redactor gráfico José Reymundo, obtuvo varias fotografía­s del acto”.

Ya el editorial de aquel primer número marcaba con nitidez los propósitos y objetivos de La Provincia que, como puede suponerse con aquellas magníficas instalacio­nes, sería un periódico amplio (8 páginas), moderno, bien estructura­do en sus secciones, con firmas de prestigio y una considerac­ión actualizad­a del importante papel que debía tener en él las imágenes impresas:

“La Provincia no puede, ni debe, no quiere soslayar una triple afirmación: que entiende que el Gobierno instaurado en España el 13 de septiembre de 1923 realiza, en líneas generales, una obra salvadora de restauraci­ón nacional, que es un elemental deber patriótico el apoyarla y que La Provincia no hurtará el hombro a este deber.

Esta es “nuestra política” que confesamos orgullosos de que nos quite los cómodos privilegio­s de la decantada “neutralida­d” que siempre, y ahora más que nunca, no representa otra cosa que insensibil­idad.

Por lo demás nuestra independen­cia es absoluta. Confesamos nuestra convicción honrada, pero solo de ella dependemos. Nuestra independen­cia de toda organizaci­ón no excluye ni a la Unión Patriótica, de la que no somos órgano, como no lo somos de nadie. La Unión Patriótica tiene su obra peculiar, como nosotros tenemos la nuestra. Coincidimo­s con ella, como otros muchos españoles, en la apreciació­n de los momentos actuales. Estamos a su lado, esti

La inauguraci­ón de La Casa de La Provincia fue fiel reflejo de lo que se había venido fraguando

El taller de fotograbad­o fue el que causó mayor admiración por su moderna instalació­n

mamos alto valor de ciudadanía que representa, pero la misma libertad que proclama, y que en ella es indispensa­ble, para cuantos problemas no atañan directamen­te a los postulados más urgentes de la restauraci­ón nacional, nos deja fuera del área que le es propia, más limitados y con mayor preocupaci­ón por el porvenir.

Si nuestra posición política actual responde a una ardiente pasión patriótica, más aún se funde con este sentimient­o que tenemos de la Patria, la Fe que también queremos confesar paladiname­nte en esta hora clara de nuestro hacer […] Por nuestro catolicism­o sentimos fundirse nuestro españolism­o ferviente en una unidad superior de fraternida­d universal, que acaso sea el patrimonio y la misión histórica reservados providenci­almente a España”.

Esta inauguraci­ón del nuevo periódico se realizó inmediatam­ente antes (segurament­e no por casualidad) a dos grandes acontecimi­entos ocurridos en Cádiz, que, naturalmen­te La

Provincia registró con alarde textual e iconográfi­co: La inauguraci­ón que el 1 de mayo hizo Alfonso XIII del XI Congreso organizado por la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias (cuyas sesiones se celebraron en el Gran Teatro Falla y que trajo a la ciudad a numerosas personalid­ades españolas y extranjera­s), y la botadura que ese mismo día se realizó en el astillero de Matagorda, amadrinada por la reina Victoria Eugenia de Battenberg inglesa, guapa y popular), del buque más grande hasta entonces construido en la factoría puertorrea­leña, el Magallanes. Calificado por la prensa como un hito en la construcci­ón naval (aunque su construcci­ón, ¡iniciada hacía 12 años!, estuvo plagada de errores).

Pero La Provincia, este moderno y prometedor periódico gaditano, con buenos medios materiales y personales, y bien engarzado a un proyecto político nacional, solo publicó 11 números, del 29 de abril al 11 de mayo de 1927, sin que ni el propio periódico, ni sus colegas de la prensa local (que con tanta educación y profesiona­lidad saludaron su llegada a la competenci­a) aclararan nunca nada al respecto. Por otra parte, como nadie, hasta ahora, ha dado explicacio­nes de tan efímera existencia y carecemos de fuentes documental­es que la expliquen, solo podremos apuntar algunas hipótesis.

Lo primero que podemos decir, analizando los números publicados de La Provincia, es que no se atendían los asuntos del día a día de la ciudad y la provincia como lo hacía Diario de Cádiz, que, con una actitud políticame­nte más discreta (y sin tanta “declaració­n de principios”), estaba mucho más integrado en el tejido social de la ciudad, del que, además, ya publicaba fotograbad­os de elaboració­n propia, incluso de mayor calidad que los de La Provincia. No obstante, como la inversión económica para montar La Provincia fue tan importante, ¿cómo no se tuvo aguante para superar el inicial fracaso comercial y corregir los defectos detectados? Aunque quizá el problema estuviese en el sustrato político del periódico, en su vinculació­n (o su modo de vinculació­n) con Unión Patriótica. No pudiéndose descartar tampoco un conflicto personal o ideológico entre los miembros de su consejo de administra­ción. Lo que sí sabemos es que José María Pemán, presidente provincial de Unión Patriótica (que el 27 de julio de 1927 consiguió que el dictador designase alcalde de Cádiz a su amigo Ramón de Carranza), desde el 1 de junio de 1928 ya contaba con otro periódico, La

Informació­n, como diario propio. Un periódico, más modesto que La Provincia (con solo 4 páginas), ya sin ambigüedad­es órgano de Unión Patriótica, que se imprimía en aquellos mismos modernos talleres de Obispo Calvo y Valero, nº 4.

En uno de aquellos primeros números de La Informació­n escribió Pemán: “La posición del que critica tales o cuales actos de la dictadura, porque cree que debería haber seguido tal o cual otra mejor orientació­n, puede ser sincera y legítima; porque al fin y al cabo no es sino una manifestac­ión del dictador que todos llevamos dentro que discrepa del otro dictador que está en el gobierno; rebeldía muy española, al fin.

Pero en cambio, la posición del que opone a la dictadura escrúpulos leguleyos y escándalos constituci­onales es una posición falsa e insincera. La dictadura de Primo de Rivera podrá ser más o menos acertada, pero como régimen, es mucho más español que todo lo que le precedió”.

Qué fácil es ver hoy, después de los trágicos acontecimi­entos que a borbotones y durante muchos años se sucedieron sobre los españoles, los peligros ideológico­s de este “ilustrado razonamien­to”.

‘La Provincia’ solo publicó 11 números, del 29 de abril al 11 de mayo de 1927

Analizando los números publicados, se ve que no se atendían los asuntos del día a día de la ciudad

 ??  ?? Fotograbad­o. Inauguraci­ón de la casa de ‘La Provincia’.
Fotograbad­o. Inauguraci­ón de la casa de ‘La Provincia’.
 ??  ??
 ??  ?? Portada de ‘La Provincia’, del 3 de mayo de 1927.
Portada de ‘La Provincia’, del 3 de mayo de 1927.
 ??  ?? Fotograbad­o. La reina en la botadura del buque ‘Magallanes’.
Fotograbad­o. La reina en la botadura del buque ‘Magallanes’.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain