Diario de Cadiz

Un empate y gracias

● El Cádiz B suma un punto en su visita al colista Marino ● El filial, que puede y no quiere, evita la derrota ante un rival tinerfeño que quiere, no puede y manda fuera un penalti en el minuto 94

- Carlos A. Díaz

El Cádiz B firmó un empate en su visita al Marino, un colista que ofreció resistenci­a, que incluso buscó algo más y que a punto estuvo de conseguir su primer triunfo del curso en su feudo cuando gozó en el tiempo de prolongaci­ón de un penalti que desperdici­ó.

Sin duda obligado por su crítica situación clasificat­oria, el equipo tinerfeño saltó al rectángulo de juego con ímpetu, tratando de llevar la iniciativa, buscando el marco de Garrancho por la vía rápida, más con balones directos que con elaboració­n. Las fuerzas intactas le permitiero­n por momentos embotellar a un conjunto gaditano que mantenía el orden defensivo para no pasar excesivos apuros.

Dos córners casi seguidos rondando el minuto 10, el segundo tras una meritoria individual­idad de Diarra, supusieron el punto de inflexión en cuanto a las intencione­s del filial, que se sacudió el acoso para pasar a dominar en la zona ancha, aunque los locales no renunciaba­n a buscar el gol en rápidas contras o en la prolongaci­ón de las mismas en forma de jugadas a balón parado.

Al ecuador del primer tiempo se llegó con equilibrio no sólo en el marcador sino de fuerzas, apuestas diferentes pero muy marcadas de los contendien­tes y sin ocasiones claras de cara a portería. De hecho, ni un solo remate entre los palos se había registrado camino de la media hora.

La intensidad y velocidad inicial dio paso a minutos menos actractivo­s a los ojos del espectador, de pulso táctico, desgaste y lucha en el centro del campo para dominar con claridad de una vez por todas. En este sentido, el cuadro cadista optaba por serenar, bajar el cuero y rasearlo como mejor fórmula para contrarres­tar el fútbol más anárquico e incluso alegre de los canarios.

Camino del descanso, en el 41’, por fin se produjo el primer lanzamient­o a meta, protagoniz­ado por Fede Olivera desde

La falta de ambición de los amarillos pudo costar cara ante un adversario inferior pero muy peleón

fuera del área y bien atajado por Garrancho. La única oportunida­d del Marino no encontró réplica del Cádiz B, que se marchó al descanso sin tirar a puerta.

A la vuelta del vestuario, Juanma Pavón introdujo su primer cambio al dejar en la caseta a Jordi Tur y sacar a Boselli, una clara declaració­n de intencione­s en cuanto a la ambición de ir a por los tres puntos. Y, en efecto, sus pupilos mostraron desde el principio una marcha más en ataque, si bien dejando más huecos en la retaguardi­a que se traducían en aproximaci­ones inquietant­es del adversario. En cualquier caso, las imprecisio­nes por uno y otro bando eran la nota dominante del choque.

La propuesta del titular de la Tacita de Plata, sus buenas intencione­s, duró lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. Con toda certeza contagiado por el juego de ida y vuelta de los de Kiko de Diego, los amarillos volvieron a su planteamie­nto original de protegerse atrás y fiarlo todo en el aspecto ofensivo a una salida veloz, con balones largos, o alguna jugada de estategia, como la que

le dio el triunfo una semana atrás ante el Marbella.

El encuentro alcanzó la hora con poco fútbol, excesivos errores y emoción únicamente por la incertidum­bre del tanteador. La evidente calidad individual del filial la contrarres­taba el equipo de Los Cristianos con una sobrada dosis de fe y amor propio.

Pavón movió ficha mediado el segundo periodo con tres cambios de una tacada. Aire fresco y también ideas nuevas para dar un giro al panorama, más bien gris. También los de casa refrescaro­n su línea de arriba, y también la zona de creación, con un par de sustitucio­nes.

A medida que el duelo entraba en su recta final, la escuadra gaditana consolidó su idea de asegurar el empate por encima de todo. Quizás por ello, fijó más si cabe su línea defensiva y se tomó son suma tranquilid­ad cada posesión, tocando desde la zaga sin asumir el menor riesgo. Entre poner en peligro el punto o ir a por los tres, eligió asegurar las tablas.

Así y todo, el filial se acercó con peligro a la inmediacio­nes de David Ruso, casi siempre por la izquierda, revitaliza­da con la entrada de Israel Akpan. Eso sí, los repetidos centros nunca encontraro­n rematador.

El partido languidecí­a en un quiero y no puedo del Marino y un puedo y no quiero del Cádiz B cuando una contra local y un absurdo penalti otorgaron a los tinerfeños la mejor oportunida­d imaginada. Sin embargo, el recién entrado Nami lanzó fuera desde el punto fatídico, ya en tiempo añadido, por fortuna para los amarillos, que finalmente saborearon la igualada como si se tratara de una victoria.

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CD MARINO Nieto intenta superar con el balón controlado a Niki.
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 ?? CD MARINO ?? Jordi Tur, sustituido a la vuelta del descanso, presiona a N’Diaye.
CD MARINO Jordi Tur, sustituido a la vuelta del descanso, presiona a N’Diaye.

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