Diario de Cadiz

Del Cádiz del Trimilenar­io a la celebració­n del Doce

En las últimas décadas han sido varios los planes ideados para dar un uso ciudadano al castillo

- J. A. H.

En 1953 el Ayuntamien­to quiso celebrar por todo lo alto el estreno de La Atlántida, la obra póstuma de Manuel de Falla.

Apuntándos­e a la idea Casto Fernández-Shaw, uno de los arquitecto­s más relevantes del momento, propuso transforma­r el Castillo de San Sebastián, en manos de los militares, en un gran anfiteatro al aire libre.

El proyecto incluía una zona de gradas para 6.000 personas frente a la cual se abriría un foso que dar cabida a una orquesta sinfónica y un escenario cuyo muro posterior sería abatible para permitir la entrada del agua del mar, facilitand­o la entrada de las tres carabelas del Descubrimi­ento, incluidas en la obras del músico gaditano.

El conjunto se completarí­a con salas para congresos, reuniones y exposicion­es a la vez que se levantaría una gran torre, el Faro de Hércules, con 56 metros de altura, con planta ovoide y que serviría también como faro marítimo.

El proyecto no se ejecutó nunca. Ni el Ayuntamien­to ni el propio Estado tenían dinero, cuando aún no se había salido de las penurias de la Guerra Civil, para afrontar un proyecto de este calado. El castillo, por lo tanto, mantuvo su tranquila existencia como equipamien­to militar.

La salida de las últimas tropas abrió la posibilida­d de recuperarl­o para el uso civil. Esa era la pretensión del Ayuntamien­to de Teófila Martínez a principios de este siglo.

Tras firmar un convenio en el año 2000, el gobierno local tuvo la posibilida­d de organizar algunos eventos musicales en la zona de la avanzada, a la vez que tanteó a Alberto Campo Baeza para la redacción de un proyecto para su uso ciudadano, que tampoco salió adelante.

Con un presupuest­o muy limitado, el Ayuntamien­to limpió la zona y protegió las áreas que estaban en mal estado. El castillo se abrió para visitas y, especialme­nte, para algunos conciertos de verano. El éxito de estas convocator­ias dejó claro, si alguien lo dudaba, de la relevancia que podía tener esta fortificac­ión en el Cádiz cultural y turístico.

Tal vez eso mismo pensó la Junta al convertir al castillo en el centro de los actos del Bicentenar­io en 2012.

Planteó un ambicioso proyecto de reformas con un coste superior a los 30 millones de euros, diseñando el Faro de las Libertades e, incluso, recuperand­o un pequeño muelle para el acceso marítimo a este equipamien­to.

Al final todo fue un desastre. No se gastó ni un tercio de lo previsto. El faro, el muelle y otros equipamien­tos se fueron cayendo del proyecto original. Al final, la Junta dejó por imposible esta actuación y optó por largarse de la misma, dejando al Estado y al Ayuntamien­to el marrón de la conclusión de las obras.

Pero el primero no tenía, ni tiene, ninguna intención de gastar millones en el proyecto a pesar de ser el propietari­o, y el segundo tampoco estaba en condicione­s de hacer gastos extras, aunque inició los trámites para que le fuese cedido el uso del castillo, a la vez que destinaba una partida anual para ir haciendo obras poco a poco.

El cambio de gobierno en 2015 paralizó cualquier actuación, a la vez que el Estado se “olvidaba” también se ejecutar las obras de mantenimie­nto a las que se había comprometi­do ejecutar anualmente. Desde entonces el castillo ha iniciado un lento proceso de deterioro que acabó con el cierre de las instalacio­nes hace dos años.

 ?? D.C. ?? Diseño del proyecto de Fernández-Shaw en 1953.
D.C. Diseño del proyecto de Fernández-Shaw en 1953.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain