DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GERIATRÍA
María Isabel Galvá Borrás (Palma de Mallorca 1963) es médico geriatra miembro de la directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Estudió Medicina en la Autónoma de Barcelona y en Sevilla sacó la especialidad de Geriatría en la primera promoción (1989-1992) de la unidad que existía en el Hospital Macarena. Trabaja como geriatra en la residencia pública Heliópolis, de la Junta, que no ha tenido un solo caso de coronavirus en la pandemia. También desarrolla su actividad en el ámbito privado y es profesora en el Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla. Le encanta leer y el senderismo.
–Para los grandes grupos residenciales no deja de ser un negocio lucrativo. En la pandemia se ha comprobado que el número de personas que trabajaban en esas residencias era mínimo y muy limitado. Es decir, que la ratio de personal no era siempre la adecuada. Parece que la titularidad de la residencia, pública o privada, no ha sido determinante en la aparición de brotes.
–Cree que la Administración debe inspeccionar más que estos centros cumplan?
–Parece evidente que las inspecciones no han sido suficientes. No vale con decir que los estándares están cubiertos y nosotros hacemos lo que nos dicen. Los cuidados proporcionados deben ser adecuados, pero además se debe proporcionar bienestar y calidad de vida al residente. El anciano tiene que tener sensación de bienestar. Eso se ha descuidado. A nivel europeo, se ha visto que el cuidado tradicional no funciona, no ofrece la calidad de vida que debería tener el residente. Hay que cambiar el chip y ofrecer cuidados centrados en la persona.