La Policía extrema el control en Ceuta y Melilla y sigue devolviendo a inmigrantes
Las fuerzas de seguridad impiden que 70 marroquíes salten la valla en Melilla En Ceuta continúa la búsqueda en zonas montañosas de personas que no quieren volver
La presión migratoria sigue centrando la actividad en las dos ciudades españolas norteafricanas, con Melilla. La pasada madrugada las fuerzas de seguridad evitaron que 70 marroquíes salten la valla de Ceuta. Además, acelera los controles para que regresen los que entraron ilegalmente hace seis días.
Melilla experimentó la sexta noche de presión consecutiva en su perímetro fronterizo, las últimas dos sin ninguna entrada gracias al refuerzo policial y militar en la zona española y en la marroquí, donde las fuerzas de seguridad trabajan en la contención y disuasión de los migrantes.
Según informó la Delegación del Gobierno de Melilla, el primero de los intentos de esta madrugada se produjo sobre las 01:25, con un grupo de unos 50 marroquíes por la zona de Palma Santa, cerca del paso fronterizo de Farhana.
A las 04:20 ha habido otro intento de entrada de 20 marroquíes por la zona del río de Oro, el mismo lugar donde horas antes, durante la tarde del sábado, se produjo uno en el que participaron entre 200 y 300 personas del país vecino, y por el que sí lograron acceder 40 marroquíes el viernes por la tarde tras romper la reja del cauce.
En Ceuta, donde la frontera del Tarajal amaneció tranquila por cuarto día seguido, la Policía Nacional y la Policía Local aumentaron los controles en las zonas montañosas donde se tiene constancia de que hay asentamientos ilegales de inmigrantes que llegaron al principios de semana en un episodio de migración inédito.
La intensificación de los controles se produce porque aún quedan en la ciudad decenas de marroquíes que lo último que quieren es regresar a su país de origen.
El número de devoluciones de inmigrantes marroquíes que han entrado irregularmente en Ceuta asciende ya a 7.500 personas, según los datos facilitados este domingo por la Delegación del Gobierno.
La cifra se ha incrementado en 500 personas durante las últimas veinticuatro horas como consecuencia de la entrega de más inmigrantes a Marruecos, así como por los retornos voluntarios de otros muchas.
En Ceuta, además, surgió un nuevo conflicto político porque la Delegación del Gobierno decidió prohibir las concentraciones en la ciudad como consecuencia de la crisis migratoria que se ha producido, lo que afecta al mitin que el presidente de Vox, Santiago Abascal, tenía previsto ofrecer mañana en la ciudad tras visitarla el pasado miércoles.
El PSOE de Ceuta, por su parte, hizo un llamamiento a la “calma y la tranquilidad” de la ciudadanía ante la decisión de la Delegación del Gobierno de suspender las concentraciones previstas en la ciudad. Tras estos episodios, el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada Javier Jordán explicó que entre los que estudian las relaciones internacionales hay un término cada vez más habitual: “zona gris”.
Se trata de un conflicto entre el negro de la guerra y el blanco de la paz, con métodos “ambiguos” como la presión migratoria a la que ha acudido Marruecos esta semana.
“Es un conflicto entre dos Estados que se libra por debajo del umbral de la guerra, pero más allá de la mera competencia pacífica y que recurre a tácticas, digamos, menos limpias, ambiguas”.
En la ciudad ceutí han sido prohibidas las manifestaciones, entre ellas una de Vox
Así resume Jordán la “zona gris” o las “estrategias híbridas” que usan habitualmente países como Rusia y China y a las que, sostiene, lleva acudiendo Marruecos en los últimos años para conseguir dos objetivos estratégicos: recuperar el Sahara Occidental y las ciudades de Ceuta y Melilla.
Jordán apunta a Efe que la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, no es más que el hecho puntual que ha provocado la reacción de Marruecos al permitir a miles de personas traspasar las fronteras de Ceuta, un acontecimiento que califica de “escalada brutal” en este tipo de enfrentamiento, con “un nivel de injerencia muy llamativo”.