Diario de Cadiz

Una boda con el sello de los Alba

Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini comparten el álbum de su enlace, con el que se recuperó la elegancia de la aristocrac­ia

- Fátima Díaz

El álbum oficial de fotos de la boda de Carlos Fitz-James Stuart, hijo del duque de Alba y Matilde Solís, y Belén Corsini ratificó ayer lo que ya se presentía: que el evento, al que asistieron alrededor de 250 invitados –siguiendo las restriccio­nes sanitarias actuales– fue un enlace de postín, como los de antes de la pandemia. Vestido él con el uniforme de gala de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y ella con un vestido de novia clásico con toques de tendencia de Cristina Navascues, los flamantes condes de Osorno representa­n la unión de una de las casas aristocrát­icas más importante­s del país, la de Alba, con el sector empresaria­l de primera línea.

El sexto nieto de la duquesa de Alba (tuvo nueve en total) y la heredera de la constructo­ra Corsán reunieron a lo más granado de la alta sociedad española, aunque esta vez –como sí ocurrió en la boda de su hermano, el duque de Huéscar– no estuvo presente la Reina Emérita Sofía. Pero sí asistieron otros miembros de la realeza, como Ana de Francia o Simeón y Margarita de Bulgaria. Y, aunque no la Familia Real Española, sí contaron con dos miembros muy allegados a los Borbón: el príncipe Pedro de Borbón-Dos Sicilias, primo segundo de Felipe VI, y su mujer, Sofía Landaluce. Al ser los invitados con más rango por tener el título de príncipes, los duques de Calabria posaron en las fotos oficiales junto a los padres de los novios. Tampoco se perdieron el enlace Inés Domecq, marquesa consorte de Almenara, Enrique Solís y su novia Alejandra Domínguez e íntimos amigos de la familia como Inés Pérez Pla.

A pesar del protocolo, fue una boda romántica y joven, como son los novios. El secreto mejor guardado, y más hermoso por su sencillez y elegancia, fue el vestido de la novia. Cristina MartínezPa­rdo Cobián, directora creativa de Navascués, ha comentado a la web Vanitatis que se trata de un vestido de corte imperio, realizado en georgette pesante de seda natural con doble falda y enagua en satín con remate bordado. Las mangas, fiel al estilo romántico de Belén Corsini, son de una pieza, abullonada­s arriba y algo más entalladas hasta el codo. Un diseño, con todo, cómodo si se tiene en cuenta que la cola es independie­nte. Confeccion­ada en tul de plumeti bordado con flores en un tono rosa apagado sobre gazar (el mismo tejido con el que se elaboró el cuello del cortejo), tras la ceremonia y con el objetivo de disfrutar del cóctel servido por Ciboulette, la novia se la quitó dejando a la vista otro vestido en apariencia.

Peinada con una coleta a media altura, del que prendía un tocado y salía el velo, la flamante nueva condesa de Osorno se postula como una nueva it girl para la Casa de Alba, como ya lo es Sofía Palazuelo (quien, por cierto, llevó un diseño de Jan Taminiau, el favorito de Máxima de Holanda). Otra invitada acertada fue Matilde Solís, con un vestido de madrina rojo del infalible Lorenzo Caprile.

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EFE Carlos Fitz-James pone la alianza a su esposa, Belén Corsini.
 ?? EFE ?? Foto de familia con los padres y el hermano de él.
EFE Foto de familia con los padres y el hermano de él.
 ?? EFE ?? Los condes de Osorno posan en el jardín del Palacio de Liria.
EFE Los condes de Osorno posan en el jardín del Palacio de Liria.
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EFE En un salón de Liria.
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EFE Baile nupcial.

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