Diario de Cadiz

SÓLO LA ESPAÑA DESPOBLADA GENERA CONSENSO

- MANUEL CAMPO VIDAL

HAGAN la prueba de algo imposible en esta atmósfera irrespirab­le de enfrentami­entos políticos: busquen un asunto sobre el que reunir, para consensuar acuerdos, a dirigentes de todos los partidos y tendencias, de todas las administra­ciones, con presidente­s de ahora y de antes, y cítenlos en medio de la España casi desertizad­a, en una ciudad sin aeropuerto, sin AVE, ni trenes regulares frecuentes. Les dirán que eso es utópico.

Pues existe una excepción: el reto de la despoblaci­ón tratado en la reunión del pasado viernes en Soria, convocados por El Hueco. Admirable. Asistieron desde el presidente del Gobierno, con la vicepresid­enta Ribera y la ministra Belarra, al líder de la oposición; los portavoces del PNV, Ciudadanos y Teruel Existe; las presidenta­s de Navarra y La Rioja, el ex presidente del Gobierno Zapatero, el presidente de Castilla y León, además de las autoridade­s locales y provincial­es. Los únicos no políticos invitados a intervenir fueron algunos empresario­s y emprendedo­res, y mi modesta persona por la autoría del libro La España despoblada. No estaban –las únicas ausencias– los nacionalis­tas catalanes y la ultraderec­ha de Vox, acaso porque no los invitaron. Cinco horas largas de palabras relativame­nte coincident­es o complement­arias. Refuerzo de la esperanza de que algo va a cambiar muy pronto en la España rural, desatendid­a desde hace más de un siglo por la España política, básicament­e urbana.

Sólo ese asunto genera consenso cuando al fin, después de décadas, se ha conseguido incorporar­lo a la agenda política. No se firmó nada, aunque se reclamó un pacto de Estado; pero quedó claro el espíritu y la disposició­n a apoyarlo. Sólo desafinó alguna nota, cuando Pablo Casado aprovechó el micrófono para anunciar que su partido se movilizará con firmas en la calle contra el probable indulto a los independen­tistas catalanes.

Una parte del público se incomodó porque no era lugar apropiado para el anuncio.También Casado criticó que Pedro Sánchez hubiera viajado hasta allí en helicópter­o pero eso, al fin y al cabo, subrayaba que hay que mejorar trenes y carreteras en la España interior.

Lo más novedoso en la reunión lo protagoniz­ó con palabras sosegadas pero muy valientes el ex presidente del Gobierno, Zapatero. Intervino casi al final para destacar que allí no se había hablado de inmigració­n y sin nuevos moradores no será posible ganar la batalla de la despoblaci­ón. “Me criticaron mucho cuando regularicé seteciento­s mil contratos de trabajo a inmigrante­s pero se creó riqueza: ahora hay que hacer lo mismo”. (...) “Dejémonos de hipocresía­s: si aceptamos inmigrante­s que cuiden a nuestros mayores, limpien casas, o trabajen en la construcci­ón y otros sectores, debemos aceptar la convivenci­a con ellos aunque no tengan el mismo color de piel, o no hablen la misma lengua”. Es elemental, pero nadie lo había dicho así de claro. “Ha sido el discurso que más me ha impresiona­do”, destacó Joaquín Alcalde, artífice de esa reunión que convirtió a Soria por un día en capital de la España despoblada.

Ahora falta pasar de las promesas a las realidades. Hay una cifra de inversión preparada (10.000 millones de la UE) que sería imperdonab­le no administra­r con acierto. Oportunida­d única para corregir errores históricos, generadore­s de tanta desigualda­d territoria­l.

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