La oposición lusa carga contra Costa por la “vergüenza” de la Champions
El Gobierno del primer ministro portugués, António Costa, fue ayer pasto de críticas de todo el arco político, de expertos y hasta del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, por la falta de control y la tolerancia con los excesos de los hinchas británicos que asistieron a la final de la Champions disputada el sábado en Oporto entre el Chelsea y el Manchester City.
“Vergüenza”, “incomprensible”, “descontrol”. Son sólo algunas de las críticas vertidas contra el Ejecutivo, que mantiene el veto a la asistencia de público en las competencias deportivas nacionales y prohíbe las concentraciones y aceptó, sin embargo, esta final entre equipos británicos con cerca de 15.000 espectadores en las gradas. Para calmar los ánimos, el Gobierno prometió medidas “extraordinarias”, asegurando que los hinchas no podrían campar sin control por la ciudad, sino que se moverían en “burbujas”, del aeropuerto a las fanzones habilitadas para cada equipo.
La realidad, sin embargo, fue muy distinta. Miles de aficionados del Chelsea –el triunfador de la noche– y el Manchester City, tomaron Oporto sin mascarillas, sin guardar distancias y sin respetar ninguna de las reglas que se exigen a los portugueses.
Los aficionados ingleses abarrotaron bares y terrazas, consumieron miles de litros de cerveza y se enzarzaron en peleas callejeras en las que llegaron a volar mesas y sillas por los aires.
Los incidentes se multiplicaron tras el final del partido en el estadio do Dragao, y dejaron un policía herido leve y al menos dos hinchas detenidos.